“El Dador Alegre”
“Dios Ama al Dador Alegre.”
(Historia Verídica)
We made a funny video (8 min.) about the Cheerful Giver
but under another name, "Scrooge buys his wife a ring".
but under another name, "Scrooge buys his wife a ring".
La Biblia nos dice que no debemos dar “con tristeza, o por necesidad” (II Corintios 9:6), sino que debemos dar alegremente porque “Dios ama al dador alegre”. “¿Debe traernos felicidad el dar nuestro dinero?”. ¡Sí!
Una vez, un varón de la iglesia me dijo, “Pastor, La Biblia me dice que debo de dar alegremente.”
“Correcto,” Le dije.
“Pastor, no sé si usted se ha dado cuenta, pero yo no doy alegremente.”
Le dije, “¿De verdad?”
“¡No!” me respondió, “¿Por lo tanto no estoy actuando en obediencia a la Biblia cuando doy mi dinero, verdad?”, me preguntó.
“Tienes razón, no lo estás” Le respondí.
Entonces él me dijo, “¡Entonces ya no es necesario dar más mi dinero!” ¡No! Eso no es lo que dice la Biblia. Más bien necesitas pedirle perdón a Dios por la mala actitud, y seguir dando. La Biblia requiere dos cosas, dar y hacerlo con alegría.
Historia Verídica
Nancy y yo estábamos de visita en la casa de un amigo, y su esposa le mostró un anillo a mi esposa que su esposo le acababa de comprar. Mi esposa me dijo “¿No crees que es bonito?” Yo era muy tacaño con “mi” dinero en ese entonces y a mí no me interesaba por lo que le contesté, “Si, supongo” pensando que sería el fin de la conversación. Días después estábamos en una plaza comercial y no podía encontrar a mi esposa. La busqué y por fin la encontré en una joyería localizada en uno de los locales que se encuentran en la esquina (los locales en las esquinas de las plazas comerciales son los que rentan más caro, las joyerías comúnmente se encuentran en estos locales). No creo que sea necesario especificarles que me llamó mucho la atención ver que estaba en una joyería. Caminé rápidamente hasta donde estaba ella parada y le dije “¿Qué ocurre?”. Ella me respondió, “Nada, solo estaba viendo este anillo. ¿No es bonito?”. Se supondría que yo debía decir, “De verdad es hermoso”, pero habrán de imaginarse no lo hice.
Ella estaba viendo un pequeño anillo de rubí a través del vidrio del mostrador mientras yo veía el pequeño papelito (el precio) a un lado del anillo. ¡Es repugnante lo que piden por esas pequeñas piedritas! Con esa cantidad de dinero podría ponerle llantas nuevas a mi carro. ¿Alguna vez te has puesto a pensar en el hecho de que un anillo no hace nada? Comprendo la función de un anillo de bodas – por lo menos indica que eres casado – pero todos los demás anillos solo están allí en los dedos de tu esposa.
“¿Quieres comprarlo?” Le pregunté bruscamente.
“No, solamente pensé que es bonito”, añadió “No lo necesito comprar”.
“¡Ah, muy bien, vámonos!”, le dije.
Salí rápidamente. Quería alejarme lo más que podía de ese anillo pero mi esposa no tenía tanta prisa como yo. Ella caminaba como a diez pasos detrás de mí desanimada. Mirándola pensé, “Tendré que comprar ese anillo tonto. No estará feliz si no le compro un anillo.” Tardé dos semanas en juntar el dinero para poder comprarle un anillo. Por cierto, lo compré en una casa de empeño…
Pensé, “¡Está bien, voy a comprarle el anillo pero le dejare en claro lo que siento al respecto!” ¿Alguna vez has recibido un obsequio bonito pero no te gustó la manera en la que te lo dieron? Bueno, eso es lo que le pasó a Nancy. Llegué a la casa una tarde y ella me recibió dulcemente sabiendo que le había comprado algo y sabía que no quería gastar dinero en eso. Yo no fui tan dulce como ella. Me siento culpable al contar esta historia, sin embargo esto fue lo que sucedió.
Le grité, “¡Ya llegué!”. “¿Recuerdas el anillo que querías? Pues, aquí está.” En ese momento lo deje caer sobre la mesa…en algunas iglesias después de haber contado esta historia se me acercaron algunas damas preguntándome “¿No dejaste caer el anillo sobre la mesa realmente, verdad?” Sí, eso fue lo que hice. Fue una tarde muy triste. Resulta que se lo puso solo para mantener la paz en el hogar. Lo que quiero dar a entender es que di, pero no de la manera correcta.
Afortunadamente, he aprendido algunas cosas. El motivo por el cual una esposa mira atentamente el anillo en su dedo no es para apreciar el valor monetario que tiene (que es lo que solía creer), sino que representa un muestra del amor de su esposo para con ella. Pero cada vez que Nancy veía el anillo muy probablemente solo podía pensar en la manera en la que yo lo dejé caer sobre la mesa. ¡Ouch!
Lamento confesar que pasaron unos años antes de darme cuenta lo que había hecho. Fue en un viaje en nuestro segundo año de visitar iglesias que Dios tocó mi corazón con respecto a esto. Estaba manejando mi carro y escuchando un casete que me habían regalado. Toda la predicación era acerca de cómo el predicador le había comprado un anillo a su esposa. ¡Es verdad, y duró 45 minutos hablando de ello! Me sentía acusado y deseaba apagarlo, pero después pensé “Este mensaje no tiene nada que ver conmigo.” Debí haber estado manejando lentamente puesto que los carros me rebasaban y algunos hasta tocaron el claxon.
El predicador entró en detalle al describir como le había comprado el anillo a su esposa. Platicó cómo había logrado después de tiempo encontrar la piedra correcta, pero no el anillo correcto. De hecho le pidió al joyero que desmontara la piedra del anillo ofreciendo pagarle el costo como si comprara el anillo. Al escuchar esto pensé “¡Cómprale el anillo ya y acaba con esto!”. Entonces, el predicador viajó hasta otro estado donde el recordaba haber visto un anillo que le gustaba. El predicador le mostró la piedra que había comprado al joyero y le preguntó si estaría dispuesto a montarla en el anillo que estaba en esta joyería. Esto implicaba que el joyero tendría que desmontar la piedra que tenía el anillo para montarle la piedra que le había traído el predicador. El joyero le dijo, “Debe ser una dama muy especial.” y el predicador le contestó, “Sí, lo es.” y agregó “Quería que fuera algo especial, porque ella lo usará el resto de su vida”. Fue en ese momento que exclamé en voz alta “¡Lo siento!”. Estaba solo en mi carro, solo con el casete y el Espíritu Santo que me estaba redarguyendo.
Me pasé las siguientes seis semanas buscando un anillo nuevo para mi esposa, y odio ir de compras. Para mí el “pasármela bien” yendo de compras es ver que tan rápido puedo encontrar lo que necesito y salir de la tienda. “¡Encontrarlo, comprarlo, empacarlo y vámonos!” En esta ocasión hasta disfruté la búsqueda. Tarde 5 semanas en encontrar lo que quería pero tuve que esperar una semana para dárselo porque se aproximaba nuestro aniversario. “Mi actitud hizo la diferencia”.
La semana antes de nuestro aniversario, Nancy señaló el calendario y dijo, “Mira, nuestro aniversario es la semana entrante” le contesté, “Ah, qué bien”. Ella no quería que se me olvidara, obviamente, pero pensé “¡No va a creer lo que le compré!” El día de nuestro aniversario ella me dijo que quería salir a comer comida mexicana y sugirió que fuéramos a Taco Bell. “¿Llevaste a tu esposa a Taco Bell en tu aniversario?” ¿Y qué? ¡Fue su idea! En fin, me senté en la mesa del “restaurante” antes de que ella se sentara, colocando el obsequio en frente del lugar en el que se sentaría.
Cuando ella vio el regalo, dijo “¿Es para mí?”, “¡Sí!” le contesté. Yo estaba feliz y sonriendo, y ella estaba sonriendo sin saber que esperar.
“Ay, no tenías que comprarme algo” me dijo.
“Pues…” le dije. Fue chistoso porque cuando abrió la caja y vio el anillo primero dijo, “¡Oh, Garry, es tan bonito!” Seguía viendo el anillo cuando de repente cambió su expresión y su tono de voz fue más serio al preguntarme “¿Es real?” Riendo le contesté, “¡Sí!”. Es extraño, pero al darle el anillo me hizo valorarla más. Entonces se paró de la mesa y en frente de toda la gente que estaba en Taco Bell, se estiró para jalarme y besarme por toda la cara. Supongo que me debería retractar de haber dicho que los anillos no sirven para nada. Sea lo que sea, ahora sé que Dios y mi esposa, ambos, aman ¡“al dador alegre”!