El que desea
servir a Dios.
El gran amor de mi vida ha sido el ser misionero. Claro, Dios no ha llamado a todos a ser misioneros, pero si nosotros no vamos, entonces debemos de enviar – esto es tanto a países extranjeros como para su propio estado. Marcos 16:15 dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." Los apóstoles hicieron esto saliendo a ganar personas para Cristo y después dejarlos constituidos en iglesias, para que ellos pudieran llevar a cabo esta gran obra después de que los apóstoles se fueran. Jesús comenzó una iglesia, y los apóstoles comenzaron iglesias. No abrieron escuelas ni hospitales. Uno podría pensar, "Pero estos son necesarios." ¡Sí! Y estoy agradecido por aquellos que han ayudado al abrirlos y a mantenerlos. Creo que son una consecuencia natural de una comunidad cristiana. Pero Jesucristo sólo inició una cosa: Su iglesia, y los apóstoles solamente iniciaron iglesias. Jesús amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25). ¡No te desvíes haciendo otra cosa, incluso algo bueno, si Dios te ha llamado a hacer lo que los apóstoles hicieron!
La razón por la cual la iglesia existe hoy en día es porque Jesucristo prometió perpetuidad a su iglesia, que permanecería hasta el final de los tiempos (Mateo 16:18). Es poco común que algo dure más de cien años. Unas cuantas empresas han durado más que eso, y algunos países han durado unos pocos cientos de años, ¡pero la iglesia ha estado aquí desde hace dos mil años! Y eso sin un presidente, un parlamento, una constitución, un ejército o un país. Muchas personas están dando su vida por algún club, un partido político o alguna actividad. Y esto en sí no está mal, pero yo no voy a dar mi vida por ellos, fueron iniciados por el hombre y morirán con el hombre. ¡Involúcrate en algo que el Hijo de Dios comenzó y se comprometió a cuidar! También se comprometió a ayudarte a hacerlo: "Fiel es el que os ha llamado, el cual también lo hará" (I Tesalonicenses 5:24).
"¡Pero el Señor podría volver ahora!" Algunos creen que la venida del Señor está muy cerca. Aunque yo no sé cuándo será, espero que sea pronto. Pero el usar el pronto regreso de nuestro Señor como un pretexto para no servirle, porque "no voy a tener tiempo de hacer nada", ¡es no captar la idea! Si el Señor regresa ahora que estamos empezando iglesias, entonces estamos haciendo lo que deberíamos de hacer. Cuando Cristo vuelva, no quiero que me encuentre en casa perdiendo el tiempo (Efesios 5:16-17).
Dios bendice la dirección en la que vas. Cuando Él regrese, tendrás gozo por haber partido de punto "A", incluso si aún no has llegado al punto "B". ¿Dios te ha llamado? Si lo ha hecho, Él te sigue llamando. "Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios." (Rom.11: 29). Si Cristo regresara hoy, ¿dónde quisieras que te encontrara? ¿Camino a Nínive, o en el vientre de un pez? (Jonás 1:2-17) ¿Espera Dios algo de ti a lo cual aún no le has dicho, “sí”? En Mateo 20, Cristo da una parábola de un hombre que contrataba obreros para ir a su campo, algunos fueron llamados en la "hora undécima". Cristo dijo: “¿No tiene el día doce horas?” Eso significa que algunos fueron llamados cuando faltaba solo una hora, y cuando llegaron al campo, quién sabe cuánto tiempo quedaba. Pero la Biblia dice que recibieron el mismo pago que los demás. ¿Me estás escuchando? El Hijo de Dios está llamando obreros a su campo para ayudar a llevar a cabo la Gran Comisión y seguirá llamando, ¡incluso en la undécima hora! Y a veces, Él llamará en el último momento de nuestra vida, ya cuando seamos viejos. Moisés fue llamado cuando tenía 80 años de edad, para volver a Egipto y guiar al pueblo de Dios y librarlos de la esclavitud.
¡Dios espera más de ti!
“A cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él” En el país de Zambia, el salario promedio (en el momento de escribir este artículo 1998) es de $ 100 dólares al año. En Rumania, el salario promedio es de $100 dólares al mes. ¿Cuántos cristianos en Estados Unidos ganan más de $100 dólares al día? Algunos de ustedes tienen más que otros - más dinero, más educación, más capacidad, más talento y más fuerzas. ¡Dios espera más de ti! Todo lo que tenemos proviene de Dios (I Corintios. 4:7), y se nos ha dado para ser utilizado de acuerdo a Su voluntad, para Su gloria y para Su placer (Apocalipsis 4:11).
Dios no llama a los que están sentados soñando con hacer algo, sino a los que están afuera haciendo algo, porque Él quiere que se haga hacer algo. El Señor no puede utilizar “inútiles”. ¿A quién enviarías – al hombre que ganó diez talentos o al que escondió su talento y no lo usó para Dios? (Lucas 19:11-27)
Cuando Dios llamó a los hombres para el primer viaje misionero de la iglesia, Él fue a una iglesia (Hechos 13:1-3), no a un estudio Bíblico, había estudios bíblicos antes de que Cristo viniera a la tierra. Él quería a los que amaban a la iglesia lo suficiente como para ser fiel a ella y que la habían ayudado siendo sus líderes, porque ellos saldrían a empezar iglesias. Es una ley espiritual que todo se produce según su especie. Los que estaban haciendo ya el trabajo, "por sus frutos los conoceréis". Entonces, llamó a Bernabé, que probablemente era el pastor de la iglesia en Antioquía, siendo nombrado en el primer lugar de la lista de los cinco profetas y maestros, junto con Saulo, quien se convertiría en el poderoso Pablo.
“¿Llamado?”
"¿Cómo sé si he sido llamado?" Bueno, ¿Tienes un deseo? Las Escrituras dicen: "PALABRA fiel: Si alguno apetece obispado, buena obra desea." (I Timoteo 3:1). Dos veces en un solo versículo, Dios usa palabras que implican deseo en relación con el ministerio. Sí, todos estamos para servir a nuestro Señor, pero el versículo está hablando del "obispado" (supervisor). Yo simplemente quería hacer la obra de Dios, pero no siempre fue así. Alrededor de un año y medio después de confiar en Cristo como mi Salvador personal, fui al Instituto Bíblico. En mi vida he querido darme por vencido en dos ocasiones, las dos fueron en el instituto bíblico. La primera semana de mi primer año de instituto, miré a mi alrededor y pensé: "Estas personas son mejores que yo, pueden cantar, y algunos incluso han ido a preparatorias cristianas", algo que hasta ese momento no sabía que existía. En aquel entonces, yo tenía miedo de hablar en público, y hasta un maestro de escuela dominical tiene que ponerse de pie en frente de los niños. (Si tu tienes miedo de hablar en público, sólo hágalo un par de veces, y el miedo se irá. ¡Solo empieza!)
Supongo que tenía una cosa a mi favor, y es que sabía que el mundo no podría hacerme feliz. Había hecho todo lo que el mundo te hace creer que te hará feliz, ¡y yo era menos feliz! De cualquier manera, en mi primera semana en el Instituto Bíblico miré mi alrededor y pensé: "Este es un lugar muy agradable y me gusta lo que estoy escuchando, pero tengo miedo de pararme en frente de la gente para hablar, ¿Para qué me quedo? ¡Me voy de aquí!" Esta fue la primera vez en mi vida que escuché hablar a Dios. Yo no lo oí con mis oídos, pero lo escuché dentro de mí, y me dijo: "Quédate aquí o será peor para ti." Sucedió de nuevo en la primera semana de mi segundo año de la universidad. Miré a mi alrededor de nuevo y pensé: "¿Qué estoy haciendo aquí? Cometí un error." Otra vez, Dios me habló: "Será peor." ¿Adivina qué hice?, ¡Decidí que sería mejor quedarme! Pero aún no tenía ni la menor idea de lo que iba a hacer para nuestro Señor.
Fue en algún momento de mi segundo año que un misionero vino a nuestra clase de oratoria del púlpito y habló durante unos quince minutos. No me acuerdo en qué país estaba ministrando, ni su nombre, pero él estaba hablando acerca de cómo iniciar iglesias, y pensé, "me gustaría hacer eso." "Buena obra desea." Ese fue el principio de mi llamado, era como si se hubiera encendido un cerillo y hubiera una pequeña llama. Pero el diablo me recordó que tenía miedo de hablar en público, ¡y apagó mi pequeña llama! Después, en el tercer año, se encendió de nuevo el cerillo, y nunca más se volvió a apagar desde ese momento, ¡y espero que nunca lo haga!
Fue también en mi tercer año en el instituto, que determiné que Dios quería que obrara en los Estados Unidos primero, y no ir al extranjero a "practicar" en las personas. Después de graduarme, fui pastor asociado por seis años, y después de eso, salí y comencé una iglesia, y fui pastor por cinco años y medio. Alrededor de dos o tres años después de ser el pastor de esa iglesia, mi buen amigo Rich llegó un día. Él y su familia también estaban empezando una iglesia, y congeniamos de manera natural. Yo le dije que quería hablar con él afuera, y salimos al jardín de atrás donde había un pequeño arroyo, y le dije a mi amigo que había algo que quería hacer en el ministerio, pero que yo no le había dicho a la gente en nuestra iglesia.
Él preguntó: "¿Qué?"
Yo dije: "¡Quiero ser misionero!"
"¿En serio?", Preguntó, sorprendido.
"Sí", le dije.
Luego hizo la pregunta obvia: "¿En dónde quieres ser misionero?"
"No lo sé", le dije, "Sólo quiero ir a algún sitio y empezar iglesias" y añadí "Ahora mismo, mientras estoy hablando contigo, el deseo de ser misionero es tan fuerte que ¡siento que voy a explotar!"
Tienes que entender algo. Me sentía culpable. Dios me había llamado a ser pastor, lo cual disfrutaba, pero el deseo de mi corazón era ser un misionero. Sentí que yo era un hombre de doble ánimo, y que necesitaba ponerme a cuentas con Dios y pedirle que me perdonara. Compartí esto con mi amigo Rich y él me dijo: "Garry, Dios usa nuestras visiones para seguir en el camino."
"Así es", le dije. Era como si Dios estaba diciendo, haz esto, esto y esto, y yo te dejaré hacer lo que realmente quieres hacer. Cuando Nancy y yo salimos de la iglesia que habíamos empezado, ya no requería apoyo de fuera y había recaudado suficiente dinero para adquirir en efectivo un edificio ya existente para la iglesia. Esperamos a que llegara el nuevo pastor, y partí hacia el país de Rumania como misionero, con la esperanza de multiplicar lo aprendido en los Estados Unidos.
Es cierto que algunos luchan en contra del llamado de Dios para sus vidas - como Jonás, quien corrió de él, o Pedro, a quien Jesús le preguntó tres veces seguidas, "¿Me amas más que éstos (los peces)?" Es por eso que Jesús dijo: "La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos" (Lucas 10:02). No es culpa de Dios que hay más trabajo por hacer que las personas que están dispuestas a hacerlo ("más los obreros pocos"). Dios sabe cuántos trabajadores necesita, la gente simplemente no responde a su llamado. La Biblia dice que Dios le preguntó a Elías, que huyo de su ministerio: "¿Qué haces aquí, Elías?" Dios se lo preguntó por medio de un "silbo apacible y delicado" (I Reyes 19:9-13).
Hace años, cuando era niño, me senté en la sala y oí sonar el teléfono muchas más veces de lo que debería haber sonado. Mis padres sabían quién les estaba llamando, y simplemente no querían contestar la llamada. Se me hizo gracioso en ese momento, pero no me atreví a reír, de hecho, había demasiado silencio mientras todos escuchábamos sonar el teléfono. Mi madre dijo: "Dejará de sonar después de un par de veces más." Mi padre asintió con la cabeza, pero el sonido era bastante persistente. Finalmente, después de varios timbres más, mi padre se paró y lentamente levantó el teléfono: "Sí, de acuerdo, está bien," y luego, "adiós.” Todo salió bien, y, sí, Dios tiene tu número, y "sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios" (Romanos 11:29). Si has sido llamado al campo misionero, ¿Ya empezaste? Te está preguntando Dios: "¿Qué estás haciendo aquí?" O "¿Me amas más que éstos?" ¿De verdad crees que Dios no te hará feliz? El apóstol Pablo dijo: "Y doy gracias al que me fortificó, a Cristo Jesús nuestro Señor, de que me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio" (I Timoteo 1:12). El que te creo no te hará infeliz. ¡Atiende al llamado!
¿Está Dios llamando a alguien a quién amas, o a un amigo? ¿Animarías a esa persona a obedecer a Dios, en lugar de obedecer tu deseo de que se quede? A veces, los familiares o amigos hacen que una persona que Dios ha llamado se sienta culpable por dejarlos. No puedes evitar dudar del crecimiento espiritual de la gente que hace esto, ya se les olvidó o no creen que es realmente Dios quien quiere que la persona sea misionero. ¿Serías tu egoísta y desearías no renunciar a tus seres queridos? Nuestros amigos y familiares por lo general no están en contra de las misiones. Incluso pueden animar a los misioneros, pero no quieren que tú seas el que se va. Recuerda, "No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa." (Marcos 6:04). Es normal querer que tus amigos y familiares vivan a tu alrededor, pero ¿qué hay de dejarlos a la voluntad del Señor? ¿Eres tu culpable de esto? Sí, es un sacrificio para los que dan al Señor, pero también es una bendición (ver I Samuel 2:20-21).
Toma una decisión consciente, "Cuenta los gastos"
Al crecer, me gustaba el deporte, aunque hiciera mi mejor esfuerzo aún era sólo mediocre. Y en la preparatoria, me gustaba correr largas distancias para el equipo de atletismo de la escuela. Un año califiqué en primer lugar en la carrera de una milla y media, pero esto solo fue en un encuentro, y en el resto de los encuentros que tuvimos, solía calificar en segundo, tercero o ni siquiera calificaba. Cuando las escuelas de nuestra liga se reunieron para el último encuentro, iban a dar medallas a los primeros cinco lugares de cada evento. Te diré ahora que logré calificar en quinto lugar, y recibí una medalla. Sí, era sólo una medalla insignificante de quinto lugar, pero hay algo que señalar aquí. Yo sabía que mis posibilidades de calificar no eran buenas. Y yo conocía a todos los que competirían en el evento y lo buenos que eran, y lo mejor a lo que podía aspirar era a quedar en sexto lugar.
La semana anterior al encuentro de nuestra liga, recuerdo estar sentado en un banco durante nuestra práctica y pensar, "¿Cómo podría yo lograr calificar para obtener esa medalla?" Algunos podrían pensar que debería haber puesto mis ojos en el primer lugar, tal vez, pero la Biblia dice: "Y a éste dio cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: a cada uno conforme a su facultad" (Mateo 25:15) La verdad es que físicamente no todos tenemos el mismo talento, aunque es cierto que hay otras cosas que afectan el resultado. Mientras yo contemplaba la carrera, pensé que la única manera de obtener una medalla de quinto lugar sería "echar las tripas para fuera" al correr. Quería ayudar a mi equipo en su clasificación general, ya que cada medalla contaría, pero aún con todo mi esfuerzo, no estaba seguro de que pudiera calificar como para recibir una medalla. Todo podría ser en vano, ¿valdría la pena? Pero decidí que por lo menos me gustaría intentar dando lo mejor de mí.
Una semana más tarde, unas 15 ó 16 escuelas preparatorias se reunieron. Como de costumbre, yo estaba un poco nervioso. Una carrera de una milla y media consiste en seis vueltas alrededor de la pista, en la primera parte de la carrera estaba justo en donde pensé que iba a estar, en sexto lugar. Y yo ya estaba cansado y pensando que debería de bajarle al ritmo y quedarme atrás. Entonces me acordé de lo que me había dicho a mí mismo, que daría lo mejor de mí: "Está bien", pensé, y me puse a subir el ritmo. Los tres primeros corredores estaban muy por delante, pero el que estaba en ese momento en el cuarto lugar y el que estaba en la quinta posición, sólo estaban unos pocos metros delante de mí. Rebasé a los dos, y cuando lo hice, escuché a uno de ellos decir: "Oh, oh". Él sabía que tendría que seguir mi ritmo si iba a calificar. Me las arreglé para permanecer en cuarta posición hasta la última vuelta y luego me rebasó, algo que yo había percibido que sucedería. Sin embargo, logré calificar en el quinto lugar, tengo mi medallita, y todavía la conservo hasta el día de hoy.
El punto es que el día que recibí la medalla no fue el día que gané, la había ganado la semana anterior cuando me senté y conté el costo. "Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, si tiene lo que necesita para acabarla? Porque después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él, Diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar." (Lucas 14:28-30) Muchas personas comienzan, pero no muchos acaban. Una cosa es pensar en tu visión, pero es algo distinto el pagar por ello. Todos nuestros sueños vienen con un precio, ¿Estás dispuesto a pagar el precio? ¿Qué tanto lo quieres?
Sacrificio
Necesito cambiar de velocidad aquí. Mientras estaba en el Instituto Bíblico, escuché un mensaje sobre "La posición glorificada de un misionero". Mi esposa me dijo que cuando ella fue salva a los 16 años, ella quería ser misionera, pero dijo: "Yo pensé que era un llamado demasiado alto para mí." Al principio yo no lo vi de esta manera, pero, en verdad, es un gran llamado.
Como misioneros probablemente recibimos más elogios de los que nos merecemos, pero esto compensa lo que pasa cuando llegamos al campo misionero. Es algo así como la canción "Johnny va marchando a la guerra – “¡hurra, hurra!" y el soldado se encuentra en un desfile y los de la calle están cantando y aplaudiendo y gritando: "Ve por ellos", y luego el soldado se sube al avión, y en algún lugar sobre la zona de descenso, se le entrega un paracaídas y es expulsado. Cuando aterriza, sonríe y dice: "Estoy aquí", pero él está en territorio enemigo y hay balas zumbando cerca de su cabeza. El ejército gasta mucho para entrenar a su gente antes de enviarlos al combate, y lo último que desean es que Johnny muera, cuesta demasiado reemplazarlo. Es necesario sobrevivir en el campo misionero, o en el lugar que Dios te ha llamado, o todas las oraciones, el ayuno y el dinero que se gastó en el apoyo y los boletos podrían ser en vano. Es por eso que la experiencia y el entrenamiento son importantes. Al igual que en el campo de entrenamiento, un Seminario Bíblico o Instituto Bíblico ayuda a eliminar a los que no van a durar, a las personas que sí tienen celo, pero no están “arraigados”. He escuchado a los jóvenes decir: "Yo no necesito asistir a la escuela, tengo un Dios grande.” Sí, Dios es grande y Él también es sabio. Es por eso que Jesús entrenó y enseñó a sus discípulos.
Los obreros cristianos necesitan ser animados. Estamos en una guerra espiritual, y algunos están pensando rendirse, y adivina qué, ¡algunos si lo hacen! ¡Toda guerra tiene bajas! Oí decir a un misionero: "Creo que un gran numero de misioneros se han dado por vencidos ya en sus corazones, pero simplemente no han regresado aún por su orgullo. Ellos no quieren darle la cara a los que los enviaron." En el plazo de un año, el hermano cristiano que lo dijo ¡ya había abandonado el campo misionero! Es cierto que cuando hayas terminado tu obra, Dios podría llamarte a otro campo misionero o bien puede llamarte a casa. Pero algunos aún no han terminado. Cuando un misionero fracasa, desalienta a los que los enviaron al igual que a los que están pensando en ir al campo misionero. Los obreros cristianos necesitan ser animados de vez en cuando, ya que algunos han sido golpeados espiritualmente. El hecho de saber que vas a pasar los mejores años de tu vida en un país extranjero (aunque sea un país con afluencia), lejos de los amigos, familiares y entornos familiares pueden cobrarte la factura. En algunos países hay misioneros que no han visto otro norteamericano en años.
El aprender un nuevo idioma requiere más de lo que algunos están dispuestos a dar, y al principio es trabajo mental sólo pensar en otro idioma. Te desgasta. Yo reprobé español en la preparatoria, pero fue a causa de un problema de actitud, de la maestra (¡Ja! ¡Ja!) Pero aprendí a predicar y enseñar en Rumano. Sí, cometo mis errores en el idioma, pero se están estableciendo iglesias, y jóvenes están siendo capacitados. El usar un traductor mantiene un muro entre tú y la gente. El estudiar e ir a una escuela de idiomas o el contratar a un profesor es una necesidad. Pero no creo que sea necesario ser perfecto antes de que puedas comenzar a utilizar el idioma, ¡sólo tienes que empezar! La mayoría de las cosas que oí en la preparatoria acerca del aprendizaje de un idioma resultaron ser ciertas, incluyendo que es fácil si aprendes cuando eres joven. Pero cuando llegué por primera vez a Rumania, ya tenía cuarenta años de edad y tenía pérdida de audición.
Shock Cultural
Shock cultural es cuando tu alma anhela ver lo familiar. Un misionero me dijo que él y su esposa conducirían tres horas de donde vivían para ir a un McDonalds, sólo para ver la bandera Americana que volaba fuera de él. Y eso que ellos servían en un país que habla Inglés y tenía un buen nivel de vida, con todas las comodidades a los que estamos acostumbrados. Incluso si tú no entiendes lo que es el shock cultural, confía en mí, es real. Estas diferencias de cada cultura parecen ser divertidas al principio, pero después de seis meses comienzan a tener inconscientemente un efecto sobre ti. Alrededor de un año y medio después de que me convertí en misionero, hablé con otro misionero que había servido en otro país desde hace varios años, y yo le dije que me sentía tan culpable porque parecía que yo estaba molesto todo el tiempo. Él me dijo que yo estaba pasando por shock cultural. Le respondí: "No, yo no tengo shock cultural. Estoy molesto". El me respondió "Ese es shock cultural para ti". Me dijo que le afecta a las personas de distintas maneras. Para algunos, es deprimirse y desear renunciar, pero para mí, era el estar molesto. El hecho de saber lo que era me ayudó a superarlo. Otro misionero me dijo que después que haber estado en el país de Hungría durante más de un año, perdió todo el deseo de trabajar, y esta falta de deseo duró casi tres meses, y él tampoco entendía por qué. Yo conozco a este misionero, y él no es una persona perezosa. Su esposa le preguntó: "¿Crees que sea shock cultural?" Él me dijo a mí lo que yo les comenté, que el hecho de saber la causa ayudó a superarlo. Inconscientemente batallamos o intentamos cambiar la cultura, en vez de aceptarla.
La mayoría de la gente puede tolerar una mala situación un par de semanas. Incluso en vacaciones, en un bello entorno, después de más o menos dos semanas, la gente por lo general quiere volver a casa y ver a sus amigos y el entorno familiar, pero el misionero se queda. ¿A dónde voy con todo esto? Incluso en tu propio país, en tu propio pueblo, en tu propio trabajo, puedes tener días malos; sólo que es aún peor en otro país. El padre de mi esposa murió mientras ella estaba aquí en Rumania, y ella no pudo ir al funeral. La mayoría de los misioneros son enviados a los países pobres - o por lo menos pobre en comparación con Estados Unidos – en donde las tiendas y cosas que están en venta simplemente no se ven tan bonitas, agradables o atractivas. Es por eso que es bueno para el misionero tener un hogar decente con electrodomésticos y muebles norteamericanos, ¿Para qué hacer que sea difícil para su familia? Hay un montón de consejos gratuitos sobre el tema del tipo de casa en el que un misionero debería de vivir, y por lo general proviene de personas que no son misioneros. El diablo tiene su mira en ti y tu familia. ¿A quién le apuntarías si le dispararas al enemigo? ¿No le apuntarías a los oficiales?
Una de las cosas que antes me molesta acerca de los países de Europa del Este fue lo arraigado que estaba el sistema comunista en sus relaciones con los clientes, "¡No existía el servicio con una sonrisa!" ni la idea que "¡El cliente siempre tiene la razón!" Esto fue porque bajo un sistema comunista, todo es propiedad del estado. Eso significa que el propietario (el Gobierno) jamás estará en la tienda, por lo que los empleados no pueden ser despedidos, aunque sean groseros. De hecho, les convienen deshacerse de ti, ya que se les paga, incluso si tú no estás allí. Sólo les implica más trabajo si entras en su tienda, porque los trabajadores no reciben un aumento de sueldo o bonificación o promoción si traen más clientes, ya que el propietario (el Gobierno) de la tienda nunca está allí. Bajo el comunismo, la mayoría de las cosas estaban en decadencia debido a que la ética del trabajo se había arruinado. ¿Por qué trabajar duro cuando todo el mundo es "igual" y a todos se les paga lo mismo? En realidad, me enteré más tarde que a los jefes comunistas se les pagaba más, y ellos bromeaban y diciendo: "Eso es porque los jefes somos más iguales".
Pero en general, la mayoría de la gente simplemente se esfuerza más en el occidente porque existe el incentivo de ganar más dinero si tú traes más clientes. Por eso, cuando las tiendas estaban bajo el comunismo, no había, o había muy poca publicidad y los aparadores se veían poco atractivos, ya que no estaban tratando de lograr que fueras su clientela, y por eso había largas filas. Pero en el sistema occidental, si alguien ve un negocio con una larga fila quere tener el mismo tipo de tienda para poder obtener las ganancias, lo cual es algo que no se puede hacer bajo el comunismo. Afortunadamente, en los países de Europa del Este, sobre todo en Rumanía, han hecho una notable transformación a una sociedad de libre mercado. Pero al igual que los que hicieron la obra misionera en la Biblia quienes comenzaron iglesias, nosotros no vamos a otros países a cambiar su economía, la política o la cultura, vamos por razones espirituales. Podemos llegar a ser mimados por nuestro sistema en el occidente, y esperar que los de otros países nos traten de la misma manera. Y cuando no lo hacen, uno se puede molestar o desanimar, la gente ve esto en nosotros, pero no están siendo groseros, es solamente una cultura diferente.
Un día llegué a casa y le dije a Nancy: "¿Sabes lo que pasó hoy?" Y le conté mi triste historia.
Y ella me dijo: "Te pareces a uno de los hijos de Israel en el desierto, murmurando en la puerta de su tienda."
"Bueno, no me estoy quejando", le dije, "¡Sólo pensé que te gustaría saberlo!" Pero su reprensión me ayudó a dejar de quejarme y estar agradecidos. Yo estaba, después de todo, haciendo lo que quería hacer, ser misionero y estaba con la gente con la que quería estar.
Ni siquiera he entrado en los problemas de salud y salubridad. En la mayoría de los países de África, es común que el misionero contraiga malaria, ¡la cuan tendrá por el resto de su vida! O bien, cuando tus parientes quieren que regreses a Estados Unidos. O bien, cuando sus hijos se convierten en adolescentes, ¡no les gusta ser desarraigados y alejados de su preparatoria y amigos! O cuando las bendiciones que esperabas simplemente no se materializan. Todo esto y más nos lleva a una cosa. Es necesario tomar una decisión consiente, y el cónyuge necesita estar de acuerdo: ¿Es realmente el Señor el que está llamando, o eres tú? Cuenta el costo, muchas cosas parecen ser divertido al principio, pero piensa en cómo serán en dos a tres años.
En mi segundo tiempo de estancia en Estados Unidos, a solo unos meses de regresar de nuevo al campo de Rumania, oraba una tarde, y yo sentí que el Señor quería que le dijera que lo amaba. No me acuerdo de haber sido impresionado de esta manera antes. Algo así como Pedro, que el Señor le preguntó tres veces seguidas, "¿Me amas más que éstos?" Así que le dije: "Sí, Señor, yo te amo." Y el Señor me dijo: "Vuelve a Rumania,” Yo no había escuchado su voz con mis oídos, pero lo oí. Me quedé sorprendido con esto, e incluso dejé de orar por unos momentos. Bajé la cabeza y dije: "Bueno, sí, Señor, siempre he planeado regresar a Rumania." Y otra vez: "¡Asegúrate de hacerlo!" Dejé de orar, y quise saber por qué el Señor había dicho eso. Pensé: "¿Acaso el Señor no sabe que yo pienso volver a Rumania?" Al final del día, me di cuenta de lo que el Señor ya sabía: me había estado imaginando lo “divertido” que sería el hacer mi candidatura para una "gran" iglesia aquí en los Estados Unidos que necesitaba un pastor nuevo. Aunque estaba consciente de que había pensado esto, yo me había estado diciendo a mí mismo que en realidad nunca aceptaría la oferta. Pero si eso no es la voluntad de Dios para mi vida, ¿para qué buscarle en esa dirección? Dios me quería de regreso en Rumania de corazón, y no solamente en cuerpo.
"Id – He aquí"
Lo último que Jesús dijo en el libro de Mateo fue: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:18b-20). Cristo nos ha mandado a hacer tres cosas: Salvar a la gente - es por eso que vamos para "doctrinad", y esto se aplica a todas las naciones (misioneros). Después "bautizándolos", y luego " Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" para que puedan aprender la Biblia. ¡Eso es todo lo que cualquiera de nosotros va a hacer! Uno podría decir: "Creo que hay mucho más que hacer." Bueno, si tú les enseñas "todas las cosas que" Cristo nos ha mandado a hacer, eso es todo. Gánalos para Él, bautízalos y enséñales, y no debemos invertir el orden.
Cuando Moisés le habló a la nación de Israel en Deuteronomio 1:6-9, les recordó lo que Dios había dicho a sus padres unos 40 años antes, cuando Él les dijo: "Harto habéis estado en este monte." Es decir, era bueno que estuvieran en el monte, pero si permanecían allí, ya no sería la voluntad de Dios. A veces nos encontramos en el "desierto" para prepararnos y en otros momentos estamos allí como castigo (Hebreos 12:06), independientemente del motivo, no era la voluntad de Dios para que se quedaran allí indefinidamente. Dios dijo que era bueno para ellos estar allí, pero es suficiente; vamos a seguir adelante. Tanto en Mateo 28:19-20 como en Deuteronomio 1:6-9, al pueblo de Dios se les dice que empiecen a moverse, ¡Id! ¡Solamente soñar con la Tierra Prometida no va a llevarte hasta allí! ¿Quieres algo mejor? Entonces, algo tiene que cambiar. Ahora bien, si Dios está bendiciendo lo que estás haciendo, continua haciéndolo, pero si no es así, sigue leyendo, porque algunas personas están atrapadas en la primera base y ¡nunca llegarán hacia el plato! Antes de seguir adelante, quiero decir que una de las cosas más tristes para mí y que me da un poco de miedo, es leer acerca de gente en la Biblia y ver lo que podría haber sido (véase Lucas 10:13). Toda una generación se perdió la oportunidad de poseer lo mejor que Dios tenía para ellos. ¡Qué triste, saber que alguien más está recibiendo lo que podría haber sido tuyo! "Harto habéis estado en este monte; Volveos, partíos é id..." (Deuteronomio 1:6-7).
Si te quemas la mano, porque has sido necio o por descuido, sentirás algo que se llama "dolor". Pero, gracias a Dios, ¡no dura para siempre! Dios nos creó con la capacidad de llorar, pero Él no nos hizo para que lloremos siempre. Hay un tiempo para todo (ver Eclesiastés 3:1-8), incluyendo el superar algunas cosas. Algunos se rehúsan a ser ayudados, "Rachêl que llora sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron." (Vea Mateo 2:18), pero el rey David, quien por causa de su pecado murió su hijo recién nacido, dijo, básicamente, “Está bien, he sido estúpido, he pecado, he sufrido esta gran pérdida y me he arrepentido en cilicio y ceniza, pero no me voy a quedar aquí." y oró a Dios: "Vuélveme el gozo de tu salvación" (ver 2 Samuel 12:9-23, Salmo 51:8-12). ¿Cuál escoges – el gozo del Señor o patearte a ti mismo? Fue bueno que se te mandó a tu habitación, pero no salgas con una cara triste y hagas que los demás se sientan miserables. A mi padre nunca le gustaba que yo caminara por ahí con la cara larga. Él decía: "Borra esa mirada de tu cara, o te daré una razón para verte triste" (ver Deuteronomio 28:47-48). Pídele al Señor "gozo" (Juan 16:24). Esto es lo que hizo David, y él también fue lo suficientemente sabio como para saber que esto sería más benéfico para la obra de nuestro Señor, pues cuando él estaba feliz, entonces dijo, "los pecadores se convertirán" (Salmo 51:12-13). No somos útiles para el Señor si estamos atascados en el barro o nos negamos a abandonar nuestra zona de confort, pero hay una bendición cuando obedecemos al Señor.
Algunas personas tienen miedo de dar su vida al Señor, y permitirle a Él que tome las decisiones en tu vida. "¿Qué me va a pasar? ¿A dónde me enviará Dios, al Polo Norte? ¿Qué pensará mi familia? ¿Cómo voy a conseguir el dinero?" También están aquellos que se han graduado del Seminario Bíblico, y han cumplido su tiempo en una iglesia local, han levantado su sostén económico, han llevado a sus familias ellos mismos a la ciudad, estado o país en el que Dios quiere que estén, y aún así no harán nada. ¡Tienen miedo de empezar! "¿Debo comenzar con el pie izquierdo o con el pie derecho?", Yo digo, "¡Aviéntate!" El miedo al fracaso los detiene, pero al no intentar ¡ya han fracasado! En la parábola de Lucas 19:11-27 el hombre en esta parábola escondió la mina que Dios le había dado. Y fue declarado: "Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas." Y los que estaban presentes se sorprendieron, y le dijeron: "Señor, tiene diez minas." ¡Sí, y ahora tendrá once minas porque está haciendo algo con ellos!
Hay gente que ya cuentan con todo lo que necesitan: el llamado, la capacidad, el apoyo, y no tienen miedo de trabajar; sólo tienen miedo de empezar o tiene miedo de las responsabilidades que vendrán con el trabajo. Pero el peso de la culpa será peor si no lo haces. El iniciar una iglesia no es lo más difícil, de cualquier manera, cualquier persona puede alquilar un local y poner un letrero en frente. La parte difícil es mantener abierta a la iglesia. "Por tanto id..." Oye, tenemos un mandamiento de ir – de movernos, ¡Empecemos! Cuando Dios le dice a alguien, como lo hizo en Lucas 19, que haga algo, más tarde Él está molesto (Lucas 19:22-23), cuando escucha pretextos. Y “he aquí, yo estoy con vosotros.” Ahora tienes el poder y el cuidado de Dios sobre ti. ¡Él está contigo! Cuando los hijos de Israel, finalmente salieron a la Tierra Prometida para conquistarla, estoy seguro de que algunos soldados dijeron: "Oye, ¿qué es todo esto que se dice acerca de la ayuda de Dios? Es mi escudo lo que me está defendiendo, es la espada que está matando a los gigantes: Dios no ha enviado ninguna plaga para matar a nuestros enemigos. ¿Por qué Dios no hace algo?" ¡Él lo hizo! Cuando entraron, en ese momento Dios liberó su poder a través de ellos para matar a los gigantes.
Dios nos ha dado algo que es "más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu. . . ", Y esta es la Biblia, su Palabra (Hebreos 4:12), y el "evangelio: porque es potencia de Dios para salud", aun en el siglo XXI (Romanos 1:16).
La razón por la cual la iglesia existe hoy en día es porque Jesucristo prometió perpetuidad a su iglesia, que permanecería hasta el final de los tiempos (Mateo 16:18). Es poco común que algo dure más de cien años. Unas cuantas empresas han durado más que eso, y algunos países han durado unos pocos cientos de años, ¡pero la iglesia ha estado aquí desde hace dos mil años! Y eso sin un presidente, un parlamento, una constitución, un ejército o un país. Muchas personas están dando su vida por algún club, un partido político o alguna actividad. Y esto en sí no está mal, pero yo no voy a dar mi vida por ellos, fueron iniciados por el hombre y morirán con el hombre. ¡Involúcrate en algo que el Hijo de Dios comenzó y se comprometió a cuidar! También se comprometió a ayudarte a hacerlo: "Fiel es el que os ha llamado, el cual también lo hará" (I Tesalonicenses 5:24).
"¡Pero el Señor podría volver ahora!" Algunos creen que la venida del Señor está muy cerca. Aunque yo no sé cuándo será, espero que sea pronto. Pero el usar el pronto regreso de nuestro Señor como un pretexto para no servirle, porque "no voy a tener tiempo de hacer nada", ¡es no captar la idea! Si el Señor regresa ahora que estamos empezando iglesias, entonces estamos haciendo lo que deberíamos de hacer. Cuando Cristo vuelva, no quiero que me encuentre en casa perdiendo el tiempo (Efesios 5:16-17).
Dios bendice la dirección en la que vas. Cuando Él regrese, tendrás gozo por haber partido de punto "A", incluso si aún no has llegado al punto "B". ¿Dios te ha llamado? Si lo ha hecho, Él te sigue llamando. "Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios." (Rom.11: 29). Si Cristo regresara hoy, ¿dónde quisieras que te encontrara? ¿Camino a Nínive, o en el vientre de un pez? (Jonás 1:2-17) ¿Espera Dios algo de ti a lo cual aún no le has dicho, “sí”? En Mateo 20, Cristo da una parábola de un hombre que contrataba obreros para ir a su campo, algunos fueron llamados en la "hora undécima". Cristo dijo: “¿No tiene el día doce horas?” Eso significa que algunos fueron llamados cuando faltaba solo una hora, y cuando llegaron al campo, quién sabe cuánto tiempo quedaba. Pero la Biblia dice que recibieron el mismo pago que los demás. ¿Me estás escuchando? El Hijo de Dios está llamando obreros a su campo para ayudar a llevar a cabo la Gran Comisión y seguirá llamando, ¡incluso en la undécima hora! Y a veces, Él llamará en el último momento de nuestra vida, ya cuando seamos viejos. Moisés fue llamado cuando tenía 80 años de edad, para volver a Egipto y guiar al pueblo de Dios y librarlos de la esclavitud.
¡Dios espera más de ti!
“A cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él” En el país de Zambia, el salario promedio (en el momento de escribir este artículo 1998) es de $ 100 dólares al año. En Rumania, el salario promedio es de $100 dólares al mes. ¿Cuántos cristianos en Estados Unidos ganan más de $100 dólares al día? Algunos de ustedes tienen más que otros - más dinero, más educación, más capacidad, más talento y más fuerzas. ¡Dios espera más de ti! Todo lo que tenemos proviene de Dios (I Corintios. 4:7), y se nos ha dado para ser utilizado de acuerdo a Su voluntad, para Su gloria y para Su placer (Apocalipsis 4:11).
Dios no llama a los que están sentados soñando con hacer algo, sino a los que están afuera haciendo algo, porque Él quiere que se haga hacer algo. El Señor no puede utilizar “inútiles”. ¿A quién enviarías – al hombre que ganó diez talentos o al que escondió su talento y no lo usó para Dios? (Lucas 19:11-27)
Cuando Dios llamó a los hombres para el primer viaje misionero de la iglesia, Él fue a una iglesia (Hechos 13:1-3), no a un estudio Bíblico, había estudios bíblicos antes de que Cristo viniera a la tierra. Él quería a los que amaban a la iglesia lo suficiente como para ser fiel a ella y que la habían ayudado siendo sus líderes, porque ellos saldrían a empezar iglesias. Es una ley espiritual que todo se produce según su especie. Los que estaban haciendo ya el trabajo, "por sus frutos los conoceréis". Entonces, llamó a Bernabé, que probablemente era el pastor de la iglesia en Antioquía, siendo nombrado en el primer lugar de la lista de los cinco profetas y maestros, junto con Saulo, quien se convertiría en el poderoso Pablo.
“¿Llamado?”
"¿Cómo sé si he sido llamado?" Bueno, ¿Tienes un deseo? Las Escrituras dicen: "PALABRA fiel: Si alguno apetece obispado, buena obra desea." (I Timoteo 3:1). Dos veces en un solo versículo, Dios usa palabras que implican deseo en relación con el ministerio. Sí, todos estamos para servir a nuestro Señor, pero el versículo está hablando del "obispado" (supervisor). Yo simplemente quería hacer la obra de Dios, pero no siempre fue así. Alrededor de un año y medio después de confiar en Cristo como mi Salvador personal, fui al Instituto Bíblico. En mi vida he querido darme por vencido en dos ocasiones, las dos fueron en el instituto bíblico. La primera semana de mi primer año de instituto, miré a mi alrededor y pensé: "Estas personas son mejores que yo, pueden cantar, y algunos incluso han ido a preparatorias cristianas", algo que hasta ese momento no sabía que existía. En aquel entonces, yo tenía miedo de hablar en público, y hasta un maestro de escuela dominical tiene que ponerse de pie en frente de los niños. (Si tu tienes miedo de hablar en público, sólo hágalo un par de veces, y el miedo se irá. ¡Solo empieza!)
Supongo que tenía una cosa a mi favor, y es que sabía que el mundo no podría hacerme feliz. Había hecho todo lo que el mundo te hace creer que te hará feliz, ¡y yo era menos feliz! De cualquier manera, en mi primera semana en el Instituto Bíblico miré mi alrededor y pensé: "Este es un lugar muy agradable y me gusta lo que estoy escuchando, pero tengo miedo de pararme en frente de la gente para hablar, ¿Para qué me quedo? ¡Me voy de aquí!" Esta fue la primera vez en mi vida que escuché hablar a Dios. Yo no lo oí con mis oídos, pero lo escuché dentro de mí, y me dijo: "Quédate aquí o será peor para ti." Sucedió de nuevo en la primera semana de mi segundo año de la universidad. Miré a mi alrededor de nuevo y pensé: "¿Qué estoy haciendo aquí? Cometí un error." Otra vez, Dios me habló: "Será peor." ¿Adivina qué hice?, ¡Decidí que sería mejor quedarme! Pero aún no tenía ni la menor idea de lo que iba a hacer para nuestro Señor.
Fue en algún momento de mi segundo año que un misionero vino a nuestra clase de oratoria del púlpito y habló durante unos quince minutos. No me acuerdo en qué país estaba ministrando, ni su nombre, pero él estaba hablando acerca de cómo iniciar iglesias, y pensé, "me gustaría hacer eso." "Buena obra desea." Ese fue el principio de mi llamado, era como si se hubiera encendido un cerillo y hubiera una pequeña llama. Pero el diablo me recordó que tenía miedo de hablar en público, ¡y apagó mi pequeña llama! Después, en el tercer año, se encendió de nuevo el cerillo, y nunca más se volvió a apagar desde ese momento, ¡y espero que nunca lo haga!
Fue también en mi tercer año en el instituto, que determiné que Dios quería que obrara en los Estados Unidos primero, y no ir al extranjero a "practicar" en las personas. Después de graduarme, fui pastor asociado por seis años, y después de eso, salí y comencé una iglesia, y fui pastor por cinco años y medio. Alrededor de dos o tres años después de ser el pastor de esa iglesia, mi buen amigo Rich llegó un día. Él y su familia también estaban empezando una iglesia, y congeniamos de manera natural. Yo le dije que quería hablar con él afuera, y salimos al jardín de atrás donde había un pequeño arroyo, y le dije a mi amigo que había algo que quería hacer en el ministerio, pero que yo no le había dicho a la gente en nuestra iglesia.
Él preguntó: "¿Qué?"
Yo dije: "¡Quiero ser misionero!"
"¿En serio?", Preguntó, sorprendido.
"Sí", le dije.
Luego hizo la pregunta obvia: "¿En dónde quieres ser misionero?"
"No lo sé", le dije, "Sólo quiero ir a algún sitio y empezar iglesias" y añadí "Ahora mismo, mientras estoy hablando contigo, el deseo de ser misionero es tan fuerte que ¡siento que voy a explotar!"
Tienes que entender algo. Me sentía culpable. Dios me había llamado a ser pastor, lo cual disfrutaba, pero el deseo de mi corazón era ser un misionero. Sentí que yo era un hombre de doble ánimo, y que necesitaba ponerme a cuentas con Dios y pedirle que me perdonara. Compartí esto con mi amigo Rich y él me dijo: "Garry, Dios usa nuestras visiones para seguir en el camino."
"Así es", le dije. Era como si Dios estaba diciendo, haz esto, esto y esto, y yo te dejaré hacer lo que realmente quieres hacer. Cuando Nancy y yo salimos de la iglesia que habíamos empezado, ya no requería apoyo de fuera y había recaudado suficiente dinero para adquirir en efectivo un edificio ya existente para la iglesia. Esperamos a que llegara el nuevo pastor, y partí hacia el país de Rumania como misionero, con la esperanza de multiplicar lo aprendido en los Estados Unidos.
Es cierto que algunos luchan en contra del llamado de Dios para sus vidas - como Jonás, quien corrió de él, o Pedro, a quien Jesús le preguntó tres veces seguidas, "¿Me amas más que éstos (los peces)?" Es por eso que Jesús dijo: "La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos" (Lucas 10:02). No es culpa de Dios que hay más trabajo por hacer que las personas que están dispuestas a hacerlo ("más los obreros pocos"). Dios sabe cuántos trabajadores necesita, la gente simplemente no responde a su llamado. La Biblia dice que Dios le preguntó a Elías, que huyo de su ministerio: "¿Qué haces aquí, Elías?" Dios se lo preguntó por medio de un "silbo apacible y delicado" (I Reyes 19:9-13).
Hace años, cuando era niño, me senté en la sala y oí sonar el teléfono muchas más veces de lo que debería haber sonado. Mis padres sabían quién les estaba llamando, y simplemente no querían contestar la llamada. Se me hizo gracioso en ese momento, pero no me atreví a reír, de hecho, había demasiado silencio mientras todos escuchábamos sonar el teléfono. Mi madre dijo: "Dejará de sonar después de un par de veces más." Mi padre asintió con la cabeza, pero el sonido era bastante persistente. Finalmente, después de varios timbres más, mi padre se paró y lentamente levantó el teléfono: "Sí, de acuerdo, está bien," y luego, "adiós.” Todo salió bien, y, sí, Dios tiene tu número, y "sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios" (Romanos 11:29). Si has sido llamado al campo misionero, ¿Ya empezaste? Te está preguntando Dios: "¿Qué estás haciendo aquí?" O "¿Me amas más que éstos?" ¿De verdad crees que Dios no te hará feliz? El apóstol Pablo dijo: "Y doy gracias al que me fortificó, a Cristo Jesús nuestro Señor, de que me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio" (I Timoteo 1:12). El que te creo no te hará infeliz. ¡Atiende al llamado!
¿Está Dios llamando a alguien a quién amas, o a un amigo? ¿Animarías a esa persona a obedecer a Dios, en lugar de obedecer tu deseo de que se quede? A veces, los familiares o amigos hacen que una persona que Dios ha llamado se sienta culpable por dejarlos. No puedes evitar dudar del crecimiento espiritual de la gente que hace esto, ya se les olvidó o no creen que es realmente Dios quien quiere que la persona sea misionero. ¿Serías tu egoísta y desearías no renunciar a tus seres queridos? Nuestros amigos y familiares por lo general no están en contra de las misiones. Incluso pueden animar a los misioneros, pero no quieren que tú seas el que se va. Recuerda, "No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa." (Marcos 6:04). Es normal querer que tus amigos y familiares vivan a tu alrededor, pero ¿qué hay de dejarlos a la voluntad del Señor? ¿Eres tu culpable de esto? Sí, es un sacrificio para los que dan al Señor, pero también es una bendición (ver I Samuel 2:20-21).
Toma una decisión consciente, "Cuenta los gastos"
Al crecer, me gustaba el deporte, aunque hiciera mi mejor esfuerzo aún era sólo mediocre. Y en la preparatoria, me gustaba correr largas distancias para el equipo de atletismo de la escuela. Un año califiqué en primer lugar en la carrera de una milla y media, pero esto solo fue en un encuentro, y en el resto de los encuentros que tuvimos, solía calificar en segundo, tercero o ni siquiera calificaba. Cuando las escuelas de nuestra liga se reunieron para el último encuentro, iban a dar medallas a los primeros cinco lugares de cada evento. Te diré ahora que logré calificar en quinto lugar, y recibí una medalla. Sí, era sólo una medalla insignificante de quinto lugar, pero hay algo que señalar aquí. Yo sabía que mis posibilidades de calificar no eran buenas. Y yo conocía a todos los que competirían en el evento y lo buenos que eran, y lo mejor a lo que podía aspirar era a quedar en sexto lugar.
La semana anterior al encuentro de nuestra liga, recuerdo estar sentado en un banco durante nuestra práctica y pensar, "¿Cómo podría yo lograr calificar para obtener esa medalla?" Algunos podrían pensar que debería haber puesto mis ojos en el primer lugar, tal vez, pero la Biblia dice: "Y a éste dio cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: a cada uno conforme a su facultad" (Mateo 25:15) La verdad es que físicamente no todos tenemos el mismo talento, aunque es cierto que hay otras cosas que afectan el resultado. Mientras yo contemplaba la carrera, pensé que la única manera de obtener una medalla de quinto lugar sería "echar las tripas para fuera" al correr. Quería ayudar a mi equipo en su clasificación general, ya que cada medalla contaría, pero aún con todo mi esfuerzo, no estaba seguro de que pudiera calificar como para recibir una medalla. Todo podría ser en vano, ¿valdría la pena? Pero decidí que por lo menos me gustaría intentar dando lo mejor de mí.
Una semana más tarde, unas 15 ó 16 escuelas preparatorias se reunieron. Como de costumbre, yo estaba un poco nervioso. Una carrera de una milla y media consiste en seis vueltas alrededor de la pista, en la primera parte de la carrera estaba justo en donde pensé que iba a estar, en sexto lugar. Y yo ya estaba cansado y pensando que debería de bajarle al ritmo y quedarme atrás. Entonces me acordé de lo que me había dicho a mí mismo, que daría lo mejor de mí: "Está bien", pensé, y me puse a subir el ritmo. Los tres primeros corredores estaban muy por delante, pero el que estaba en ese momento en el cuarto lugar y el que estaba en la quinta posición, sólo estaban unos pocos metros delante de mí. Rebasé a los dos, y cuando lo hice, escuché a uno de ellos decir: "Oh, oh". Él sabía que tendría que seguir mi ritmo si iba a calificar. Me las arreglé para permanecer en cuarta posición hasta la última vuelta y luego me rebasó, algo que yo había percibido que sucedería. Sin embargo, logré calificar en el quinto lugar, tengo mi medallita, y todavía la conservo hasta el día de hoy.
El punto es que el día que recibí la medalla no fue el día que gané, la había ganado la semana anterior cuando me senté y conté el costo. "Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, si tiene lo que necesita para acabarla? Porque después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él, Diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar." (Lucas 14:28-30) Muchas personas comienzan, pero no muchos acaban. Una cosa es pensar en tu visión, pero es algo distinto el pagar por ello. Todos nuestros sueños vienen con un precio, ¿Estás dispuesto a pagar el precio? ¿Qué tanto lo quieres?
Sacrificio
Necesito cambiar de velocidad aquí. Mientras estaba en el Instituto Bíblico, escuché un mensaje sobre "La posición glorificada de un misionero". Mi esposa me dijo que cuando ella fue salva a los 16 años, ella quería ser misionera, pero dijo: "Yo pensé que era un llamado demasiado alto para mí." Al principio yo no lo vi de esta manera, pero, en verdad, es un gran llamado.
Como misioneros probablemente recibimos más elogios de los que nos merecemos, pero esto compensa lo que pasa cuando llegamos al campo misionero. Es algo así como la canción "Johnny va marchando a la guerra – “¡hurra, hurra!" y el soldado se encuentra en un desfile y los de la calle están cantando y aplaudiendo y gritando: "Ve por ellos", y luego el soldado se sube al avión, y en algún lugar sobre la zona de descenso, se le entrega un paracaídas y es expulsado. Cuando aterriza, sonríe y dice: "Estoy aquí", pero él está en territorio enemigo y hay balas zumbando cerca de su cabeza. El ejército gasta mucho para entrenar a su gente antes de enviarlos al combate, y lo último que desean es que Johnny muera, cuesta demasiado reemplazarlo. Es necesario sobrevivir en el campo misionero, o en el lugar que Dios te ha llamado, o todas las oraciones, el ayuno y el dinero que se gastó en el apoyo y los boletos podrían ser en vano. Es por eso que la experiencia y el entrenamiento son importantes. Al igual que en el campo de entrenamiento, un Seminario Bíblico o Instituto Bíblico ayuda a eliminar a los que no van a durar, a las personas que sí tienen celo, pero no están “arraigados”. He escuchado a los jóvenes decir: "Yo no necesito asistir a la escuela, tengo un Dios grande.” Sí, Dios es grande y Él también es sabio. Es por eso que Jesús entrenó y enseñó a sus discípulos.
Los obreros cristianos necesitan ser animados. Estamos en una guerra espiritual, y algunos están pensando rendirse, y adivina qué, ¡algunos si lo hacen! ¡Toda guerra tiene bajas! Oí decir a un misionero: "Creo que un gran numero de misioneros se han dado por vencidos ya en sus corazones, pero simplemente no han regresado aún por su orgullo. Ellos no quieren darle la cara a los que los enviaron." En el plazo de un año, el hermano cristiano que lo dijo ¡ya había abandonado el campo misionero! Es cierto que cuando hayas terminado tu obra, Dios podría llamarte a otro campo misionero o bien puede llamarte a casa. Pero algunos aún no han terminado. Cuando un misionero fracasa, desalienta a los que los enviaron al igual que a los que están pensando en ir al campo misionero. Los obreros cristianos necesitan ser animados de vez en cuando, ya que algunos han sido golpeados espiritualmente. El hecho de saber que vas a pasar los mejores años de tu vida en un país extranjero (aunque sea un país con afluencia), lejos de los amigos, familiares y entornos familiares pueden cobrarte la factura. En algunos países hay misioneros que no han visto otro norteamericano en años.
El aprender un nuevo idioma requiere más de lo que algunos están dispuestos a dar, y al principio es trabajo mental sólo pensar en otro idioma. Te desgasta. Yo reprobé español en la preparatoria, pero fue a causa de un problema de actitud, de la maestra (¡Ja! ¡Ja!) Pero aprendí a predicar y enseñar en Rumano. Sí, cometo mis errores en el idioma, pero se están estableciendo iglesias, y jóvenes están siendo capacitados. El usar un traductor mantiene un muro entre tú y la gente. El estudiar e ir a una escuela de idiomas o el contratar a un profesor es una necesidad. Pero no creo que sea necesario ser perfecto antes de que puedas comenzar a utilizar el idioma, ¡sólo tienes que empezar! La mayoría de las cosas que oí en la preparatoria acerca del aprendizaje de un idioma resultaron ser ciertas, incluyendo que es fácil si aprendes cuando eres joven. Pero cuando llegué por primera vez a Rumania, ya tenía cuarenta años de edad y tenía pérdida de audición.
Shock Cultural
Shock cultural es cuando tu alma anhela ver lo familiar. Un misionero me dijo que él y su esposa conducirían tres horas de donde vivían para ir a un McDonalds, sólo para ver la bandera Americana que volaba fuera de él. Y eso que ellos servían en un país que habla Inglés y tenía un buen nivel de vida, con todas las comodidades a los que estamos acostumbrados. Incluso si tú no entiendes lo que es el shock cultural, confía en mí, es real. Estas diferencias de cada cultura parecen ser divertidas al principio, pero después de seis meses comienzan a tener inconscientemente un efecto sobre ti. Alrededor de un año y medio después de que me convertí en misionero, hablé con otro misionero que había servido en otro país desde hace varios años, y yo le dije que me sentía tan culpable porque parecía que yo estaba molesto todo el tiempo. Él me dijo que yo estaba pasando por shock cultural. Le respondí: "No, yo no tengo shock cultural. Estoy molesto". El me respondió "Ese es shock cultural para ti". Me dijo que le afecta a las personas de distintas maneras. Para algunos, es deprimirse y desear renunciar, pero para mí, era el estar molesto. El hecho de saber lo que era me ayudó a superarlo. Otro misionero me dijo que después que haber estado en el país de Hungría durante más de un año, perdió todo el deseo de trabajar, y esta falta de deseo duró casi tres meses, y él tampoco entendía por qué. Yo conozco a este misionero, y él no es una persona perezosa. Su esposa le preguntó: "¿Crees que sea shock cultural?" Él me dijo a mí lo que yo les comenté, que el hecho de saber la causa ayudó a superarlo. Inconscientemente batallamos o intentamos cambiar la cultura, en vez de aceptarla.
La mayoría de la gente puede tolerar una mala situación un par de semanas. Incluso en vacaciones, en un bello entorno, después de más o menos dos semanas, la gente por lo general quiere volver a casa y ver a sus amigos y el entorno familiar, pero el misionero se queda. ¿A dónde voy con todo esto? Incluso en tu propio país, en tu propio pueblo, en tu propio trabajo, puedes tener días malos; sólo que es aún peor en otro país. El padre de mi esposa murió mientras ella estaba aquí en Rumania, y ella no pudo ir al funeral. La mayoría de los misioneros son enviados a los países pobres - o por lo menos pobre en comparación con Estados Unidos – en donde las tiendas y cosas que están en venta simplemente no se ven tan bonitas, agradables o atractivas. Es por eso que es bueno para el misionero tener un hogar decente con electrodomésticos y muebles norteamericanos, ¿Para qué hacer que sea difícil para su familia? Hay un montón de consejos gratuitos sobre el tema del tipo de casa en el que un misionero debería de vivir, y por lo general proviene de personas que no son misioneros. El diablo tiene su mira en ti y tu familia. ¿A quién le apuntarías si le dispararas al enemigo? ¿No le apuntarías a los oficiales?
Una de las cosas que antes me molesta acerca de los países de Europa del Este fue lo arraigado que estaba el sistema comunista en sus relaciones con los clientes, "¡No existía el servicio con una sonrisa!" ni la idea que "¡El cliente siempre tiene la razón!" Esto fue porque bajo un sistema comunista, todo es propiedad del estado. Eso significa que el propietario (el Gobierno) jamás estará en la tienda, por lo que los empleados no pueden ser despedidos, aunque sean groseros. De hecho, les convienen deshacerse de ti, ya que se les paga, incluso si tú no estás allí. Sólo les implica más trabajo si entras en su tienda, porque los trabajadores no reciben un aumento de sueldo o bonificación o promoción si traen más clientes, ya que el propietario (el Gobierno) de la tienda nunca está allí. Bajo el comunismo, la mayoría de las cosas estaban en decadencia debido a que la ética del trabajo se había arruinado. ¿Por qué trabajar duro cuando todo el mundo es "igual" y a todos se les paga lo mismo? En realidad, me enteré más tarde que a los jefes comunistas se les pagaba más, y ellos bromeaban y diciendo: "Eso es porque los jefes somos más iguales".
Pero en general, la mayoría de la gente simplemente se esfuerza más en el occidente porque existe el incentivo de ganar más dinero si tú traes más clientes. Por eso, cuando las tiendas estaban bajo el comunismo, no había, o había muy poca publicidad y los aparadores se veían poco atractivos, ya que no estaban tratando de lograr que fueras su clientela, y por eso había largas filas. Pero en el sistema occidental, si alguien ve un negocio con una larga fila quere tener el mismo tipo de tienda para poder obtener las ganancias, lo cual es algo que no se puede hacer bajo el comunismo. Afortunadamente, en los países de Europa del Este, sobre todo en Rumanía, han hecho una notable transformación a una sociedad de libre mercado. Pero al igual que los que hicieron la obra misionera en la Biblia quienes comenzaron iglesias, nosotros no vamos a otros países a cambiar su economía, la política o la cultura, vamos por razones espirituales. Podemos llegar a ser mimados por nuestro sistema en el occidente, y esperar que los de otros países nos traten de la misma manera. Y cuando no lo hacen, uno se puede molestar o desanimar, la gente ve esto en nosotros, pero no están siendo groseros, es solamente una cultura diferente.
Un día llegué a casa y le dije a Nancy: "¿Sabes lo que pasó hoy?" Y le conté mi triste historia.
Y ella me dijo: "Te pareces a uno de los hijos de Israel en el desierto, murmurando en la puerta de su tienda."
"Bueno, no me estoy quejando", le dije, "¡Sólo pensé que te gustaría saberlo!" Pero su reprensión me ayudó a dejar de quejarme y estar agradecidos. Yo estaba, después de todo, haciendo lo que quería hacer, ser misionero y estaba con la gente con la que quería estar.
Ni siquiera he entrado en los problemas de salud y salubridad. En la mayoría de los países de África, es común que el misionero contraiga malaria, ¡la cuan tendrá por el resto de su vida! O bien, cuando tus parientes quieren que regreses a Estados Unidos. O bien, cuando sus hijos se convierten en adolescentes, ¡no les gusta ser desarraigados y alejados de su preparatoria y amigos! O cuando las bendiciones que esperabas simplemente no se materializan. Todo esto y más nos lleva a una cosa. Es necesario tomar una decisión consiente, y el cónyuge necesita estar de acuerdo: ¿Es realmente el Señor el que está llamando, o eres tú? Cuenta el costo, muchas cosas parecen ser divertido al principio, pero piensa en cómo serán en dos a tres años.
En mi segundo tiempo de estancia en Estados Unidos, a solo unos meses de regresar de nuevo al campo de Rumania, oraba una tarde, y yo sentí que el Señor quería que le dijera que lo amaba. No me acuerdo de haber sido impresionado de esta manera antes. Algo así como Pedro, que el Señor le preguntó tres veces seguidas, "¿Me amas más que éstos?" Así que le dije: "Sí, Señor, yo te amo." Y el Señor me dijo: "Vuelve a Rumania,” Yo no había escuchado su voz con mis oídos, pero lo oí. Me quedé sorprendido con esto, e incluso dejé de orar por unos momentos. Bajé la cabeza y dije: "Bueno, sí, Señor, siempre he planeado regresar a Rumania." Y otra vez: "¡Asegúrate de hacerlo!" Dejé de orar, y quise saber por qué el Señor había dicho eso. Pensé: "¿Acaso el Señor no sabe que yo pienso volver a Rumania?" Al final del día, me di cuenta de lo que el Señor ya sabía: me había estado imaginando lo “divertido” que sería el hacer mi candidatura para una "gran" iglesia aquí en los Estados Unidos que necesitaba un pastor nuevo. Aunque estaba consciente de que había pensado esto, yo me había estado diciendo a mí mismo que en realidad nunca aceptaría la oferta. Pero si eso no es la voluntad de Dios para mi vida, ¿para qué buscarle en esa dirección? Dios me quería de regreso en Rumania de corazón, y no solamente en cuerpo.
"Id – He aquí"
Lo último que Jesús dijo en el libro de Mateo fue: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:18b-20). Cristo nos ha mandado a hacer tres cosas: Salvar a la gente - es por eso que vamos para "doctrinad", y esto se aplica a todas las naciones (misioneros). Después "bautizándolos", y luego " Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" para que puedan aprender la Biblia. ¡Eso es todo lo que cualquiera de nosotros va a hacer! Uno podría decir: "Creo que hay mucho más que hacer." Bueno, si tú les enseñas "todas las cosas que" Cristo nos ha mandado a hacer, eso es todo. Gánalos para Él, bautízalos y enséñales, y no debemos invertir el orden.
Cuando Moisés le habló a la nación de Israel en Deuteronomio 1:6-9, les recordó lo que Dios había dicho a sus padres unos 40 años antes, cuando Él les dijo: "Harto habéis estado en este monte." Es decir, era bueno que estuvieran en el monte, pero si permanecían allí, ya no sería la voluntad de Dios. A veces nos encontramos en el "desierto" para prepararnos y en otros momentos estamos allí como castigo (Hebreos 12:06), independientemente del motivo, no era la voluntad de Dios para que se quedaran allí indefinidamente. Dios dijo que era bueno para ellos estar allí, pero es suficiente; vamos a seguir adelante. Tanto en Mateo 28:19-20 como en Deuteronomio 1:6-9, al pueblo de Dios se les dice que empiecen a moverse, ¡Id! ¡Solamente soñar con la Tierra Prometida no va a llevarte hasta allí! ¿Quieres algo mejor? Entonces, algo tiene que cambiar. Ahora bien, si Dios está bendiciendo lo que estás haciendo, continua haciéndolo, pero si no es así, sigue leyendo, porque algunas personas están atrapadas en la primera base y ¡nunca llegarán hacia el plato! Antes de seguir adelante, quiero decir que una de las cosas más tristes para mí y que me da un poco de miedo, es leer acerca de gente en la Biblia y ver lo que podría haber sido (véase Lucas 10:13). Toda una generación se perdió la oportunidad de poseer lo mejor que Dios tenía para ellos. ¡Qué triste, saber que alguien más está recibiendo lo que podría haber sido tuyo! "Harto habéis estado en este monte; Volveos, partíos é id..." (Deuteronomio 1:6-7).
Si te quemas la mano, porque has sido necio o por descuido, sentirás algo que se llama "dolor". Pero, gracias a Dios, ¡no dura para siempre! Dios nos creó con la capacidad de llorar, pero Él no nos hizo para que lloremos siempre. Hay un tiempo para todo (ver Eclesiastés 3:1-8), incluyendo el superar algunas cosas. Algunos se rehúsan a ser ayudados, "Rachêl que llora sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron." (Vea Mateo 2:18), pero el rey David, quien por causa de su pecado murió su hijo recién nacido, dijo, básicamente, “Está bien, he sido estúpido, he pecado, he sufrido esta gran pérdida y me he arrepentido en cilicio y ceniza, pero no me voy a quedar aquí." y oró a Dios: "Vuélveme el gozo de tu salvación" (ver 2 Samuel 12:9-23, Salmo 51:8-12). ¿Cuál escoges – el gozo del Señor o patearte a ti mismo? Fue bueno que se te mandó a tu habitación, pero no salgas con una cara triste y hagas que los demás se sientan miserables. A mi padre nunca le gustaba que yo caminara por ahí con la cara larga. Él decía: "Borra esa mirada de tu cara, o te daré una razón para verte triste" (ver Deuteronomio 28:47-48). Pídele al Señor "gozo" (Juan 16:24). Esto es lo que hizo David, y él también fue lo suficientemente sabio como para saber que esto sería más benéfico para la obra de nuestro Señor, pues cuando él estaba feliz, entonces dijo, "los pecadores se convertirán" (Salmo 51:12-13). No somos útiles para el Señor si estamos atascados en el barro o nos negamos a abandonar nuestra zona de confort, pero hay una bendición cuando obedecemos al Señor.
Algunas personas tienen miedo de dar su vida al Señor, y permitirle a Él que tome las decisiones en tu vida. "¿Qué me va a pasar? ¿A dónde me enviará Dios, al Polo Norte? ¿Qué pensará mi familia? ¿Cómo voy a conseguir el dinero?" También están aquellos que se han graduado del Seminario Bíblico, y han cumplido su tiempo en una iglesia local, han levantado su sostén económico, han llevado a sus familias ellos mismos a la ciudad, estado o país en el que Dios quiere que estén, y aún así no harán nada. ¡Tienen miedo de empezar! "¿Debo comenzar con el pie izquierdo o con el pie derecho?", Yo digo, "¡Aviéntate!" El miedo al fracaso los detiene, pero al no intentar ¡ya han fracasado! En la parábola de Lucas 19:11-27 el hombre en esta parábola escondió la mina que Dios le había dado. Y fue declarado: "Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas." Y los que estaban presentes se sorprendieron, y le dijeron: "Señor, tiene diez minas." ¡Sí, y ahora tendrá once minas porque está haciendo algo con ellos!
Hay gente que ya cuentan con todo lo que necesitan: el llamado, la capacidad, el apoyo, y no tienen miedo de trabajar; sólo tienen miedo de empezar o tiene miedo de las responsabilidades que vendrán con el trabajo. Pero el peso de la culpa será peor si no lo haces. El iniciar una iglesia no es lo más difícil, de cualquier manera, cualquier persona puede alquilar un local y poner un letrero en frente. La parte difícil es mantener abierta a la iglesia. "Por tanto id..." Oye, tenemos un mandamiento de ir – de movernos, ¡Empecemos! Cuando Dios le dice a alguien, como lo hizo en Lucas 19, que haga algo, más tarde Él está molesto (Lucas 19:22-23), cuando escucha pretextos. Y “he aquí, yo estoy con vosotros.” Ahora tienes el poder y el cuidado de Dios sobre ti. ¡Él está contigo! Cuando los hijos de Israel, finalmente salieron a la Tierra Prometida para conquistarla, estoy seguro de que algunos soldados dijeron: "Oye, ¿qué es todo esto que se dice acerca de la ayuda de Dios? Es mi escudo lo que me está defendiendo, es la espada que está matando a los gigantes: Dios no ha enviado ninguna plaga para matar a nuestros enemigos. ¿Por qué Dios no hace algo?" ¡Él lo hizo! Cuando entraron, en ese momento Dios liberó su poder a través de ellos para matar a los gigantes.
Dios nos ha dado algo que es "más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu. . . ", Y esta es la Biblia, su Palabra (Hebreos 4:12), y el "evangelio: porque es potencia de Dios para salud", aun en el siglo XXI (Romanos 1:16).