
Operativo Especial de
un Submarino Nuclear
Submarino Nuclear USS Halibut SSGN 587
Prefacio
Permítanme explicarles por qué no les puedo dar el nombre ni mayores detalles de este operativo especial. Aunque el público en general ya tiene conocimiento del operativo (ha sido documentado en libros, periódicos, la televisión y el internet) sigue siendo información clasificada. Desde 1971 hasta 1975 fui buzo en la marina. Todos los buzos en nuestro submarino habíamos recibido autorizaciones de seguridad ultra secretas. Yo no era miembro de los Navy Seals (el comando elite de la Marina norteamericana) sino era un buzo de saturación entrenado para el buceo prolongado a gran profundidad (en tres ocasiones duramos una semana; les explicaré esto después.
Solicité permiso para escribir acerca de este operativo a la Oficina de Inteligencia Naval (ONI) bajo las leyes de transparencia conocidas en inglés por sus siglas F.O.I.A. pero me fue negado. Los oficiales de gobierno me respondieron que no podían confirmar ni negar que haya existido este operativo, ni dar el nombre del mismo. Apelé la negación a mi petición bajo las leyes de F.O.I.A. ante el juzgado naval (JAG), pero recibí la misma respuesta. Los oficiales gubernamentales a los escribí y hablé por teléfono simplemente seguían las políticas del gobierno y no guardo ningún resentimiento a los que establecieron esta política. Le pregunté cómo era posible que otros pudieran escribir acerca del operativo, pero yo no. Se me indicó que no me era posible ya que yo había firmado un acuerdo de confidencialidad y que los demás solo estaban comentando acerca de testimonios indirectos. Cuando les pregunté cómo otros que también firmaron un acuerdo de confidencialidad (de los cuales conozco a tres) podían escribir de sus experiencias en la misión a detalle, me contestaron que eso estaba “fuera de su jurisdicción”.
Hace ocho años estuve en contacto con John Piña Craven. Él era un oficial en la marina de guerra de los Estados Unidos y de hecho era el Científicos Principal de la Oficina de Proyectos Especiales. Tenía una licenciatura en la Universidad de Cornell, una maestría en ciencias del Instituto Tecnológico de California, un doctorado en filosofía de la Universidad de Iowa y una licenciatura en derecho de la Universidad de George Washington. Compartí con él algunas cosas que no había visto escritas, sobre nuestro proyecto especial, un problema que habíamos tenido en el centro de operaciones y sobre cómo finalmente resolvimos el asunto.
Craven publicó el libro La Guerra Silenciosa: La batalla de la guerra fría bajo el mar, este libro contiene una serie de interesantes historias de los proyectos en los cuales estuvo involucrado y mucho de ellos superviso. Dirigió las operaciones de los proyectos especiales submarinos de la armada durante la Guerra Fría, por lo tanto se le debe nuestro agradecimiento por su servicio. En su libro La Guerra Silenciosa, habla sobre el proyecto en cual yo estaba involucrado, Craven escribió en primera persona (no como aquí lo dice) y dijo que supervisó esta operación. Cómo pudo hacer esto, sin cruzar la línea legal; no lo puedo decir, pero además de que era un científico, también era abogado. (Adelante se dirá más sobre este tema).
El Submarino Nuclear USS Halibut se destaca por ser el submarino más condecorado de la era post segunda guerra mundial. Lo que les contaré ahora es un poco técnico pero tiene un propósito. Cuando me enlisté en el servicio naval originalmente me comprometí a dos años en la reserva pero fui extendiendo mi compromiso para poder asistir a tres diferentes escuelas de buceo de la marina. Con todo, serví casi cinco años de servicio activo y uno en la reserva. La marina me envió a dos escuelas de buceo en Washington D.C.: Escuela de Buceo Segunda Clase, un curso de buceo y reclamación con una duración de ocho semanas, y a la Escuela de Buceo Primera Clase con una duración de dieciséis semanas. Me gradué de ambas escuelas como primero de mi clase. Además, me gradué como el tercero en mi clase de la Escuela Naval de Buceo de Saturación en Point Loma, California, el cual duró tres meses.
En el año 1975 solo había 200 buzos de saturación en la marina y básicamente se nos asignaba a estaciones de experimentación del buceo o a Operativos Especiales. Yo fui asignado a Operativos Especiales a bordo del USS Halibut SSGN-587, un submarino nuclear de ataque rápido que medía 375 pies. Tenía dos niveles en la sección de en medio y constaba de una tripulación de 130 hombres y más de 20 buzos. Ningún otro submarino tenía la silueta única de USS Halibut. Había una burbuja grande de metal, al cual llamábamos la “baticueva”, situada en la cubierta. Estaba justo a la mitad de la distancia de la proa a la torre de mando. En la popa había algo parecido a un vehículo sumergible de rescate a profundidades conocido como DSRV (Deep Submergence Rescue Vessel). Una vez mientras navegábamos en la superficie arribando a la bahía de San Francisco debajo del puente Golden State, un helicóptero de un noticiero nos observó y dijo que el submarino parecía estar embarazado (la burbuja de la “baticueva”) y cargando un bebe en su espalda (el DSRV).
Me encantaba la habilidad del submarino de operar sigilosamente y secretamente, desde las luces rojas que brillaban en su interior de noche en el cuarto de control (para que cuando subiéramos a la superficie nuestros ojos no tuvieran que acostumbrarse a la oscuridad sino que pudiéramos ver al instante), hasta los días de dieciocho horas (dormíamos seis horas, trabajábamos seis horas y estudiábamos seis horas y como todo sucedía debajo del agua nunca sabíamos si era de día o de noche si no veíamos el reloj).
Estas son algunas de las citas donde habla de nuestro submarino, el Halibut USS (En la Guerra Silenciosa, Craven), "El Halibut fue responsable del éxito de al menos dos de las misiones de espionaje más significativas de nuestro tiempo" (Página 140). Hubieron muchas dificultades técnicas mayores en la revisión del Halibut, para que estuviera listo para estas operaciones, sin embargo dijo: "Pero creo que estos problemas eran menores en comparación con la importancia y el impacto final de las operaciones de inteligencia, en que el Halibut estaría involucrado y los graves peligros a los que se enfrentaría". (Página 142, adelante se dirá más sobre este tema).
En esta época nuestro submarino se utilizaba principalmente como plataforma de buceo llevando a nosotros, los buzos, a donde necesitábamos ir. Realizábamos nuestras inmersiones y después regresábamos al puerto. Nuestras misiones (a menos que fueran de entrenamiento) duraban de dos a tres meses. En total estuve amarrado a este submarino por aproximadamente un año y medio.
Durante este tiempo el oficial encargado de la seguridad de nuestra misión me preguntó qué opinaba de Operaciones Especiales. Mi respuesta fue y sigue siendo hasta el día de hoy, “Nuestros enemigos nos hacen cosas similares, no seríamos sabios si no les hiciéramos lo mismo”. Había veces que mientras estábamos en el puerto, la marina enviaba equipos con el propósito de ver si podían lograr descubrir lo que hacíamos. Si alguno podía descubrir nuestra misión, no eran suficientes nuestras medidas de seguridad. Se creaban historias para encubrir nuestras misiones.
En preparación para los Operativos Especiales realizábamos inmersiones a profundidades excediendo los 400 pies con una duración de siete días. Durante este tiempo permanecíamos en una cámara de buceo o en un hábitat submarino pasando varias horas en el agua al día. Respirar aire a esa profundidad sería peligroso ya que esto produce un efecto de borrachera excesiva (llamado narcosis de nitrógeno). Por este motivo respirábamos una mezcla especial de helio y oxígeno. Los siete días se dividían en dos partes. Nos quedamos tres días a la profundidad deseada para después tener cuatro días para la descompresión. La descompresión es un tiempo que se la da a que el cuerpo elimine el helio acumulado en la sangre esto con el fin de que no se formen burbujas en la sangre del buzo. A la profundidad de 400 pies la presión en el cuerpo es 12 veces (12 atmósferas) mayor que la de la superficie. Se mantiene el interior del submarino a “una atmósfera” igual a la presión de la superficie. Si se abriera una puerta del submarino el agua del mar entraría inmediatamente hundiendo la nave. La cámara de buceo se mantenía a la misma presión de la de afuera del submarino para que al abrir la puerta en la parte inferior no entrara el agua. Con esta presión adicional los buzos respirábamos 12 veces la cantidad de gas en cada inhalación que se respiraría en la superficie. Todo este gas “adicional” entraba directamente al flujo sanguíneo. Por este motivo es necesario darle tiempo a que el cuerpo elimine el gas mediante la descompresión. A esta clase de buceo se le conoce como buceo de saturación debido a que en inmersiones de más de 12 horas la sangre se satura de cualquier gas que inhale el buzo (en nuestro caso helio con oxígeno) y no puede asimilar más sin ir a una profundidad mayor.
En cuanto nuestra nave (y es correcto llamarlo submarino o nave) llegaba a nuestra estación de buceo, se posicionaba a donde era necesario que realizáramos la inmersión. Nuestro submarino tenía propulsores por los costados y podía moverse de lado a una velocidad de dos nudos por hora. Estas inmersiones eran tripuladas desde dos cuartos de control. Uno de ellos eran pequeño y se parecía al interior de una capsula espacial. ¡Me encantaba! Solo tenía espacio para dos personas y contenía más de 60 válvulas y manómetros para los diferentes gases, indicadores de profundidad para controlar la presión de los compartimientos dentro de la cámara de buceo. En este cuarto apretado había una consola con aproximadamente dos docenas de foquitos que parpadeaban cuando algo andaba mal. También había dos pantallas de televisión ya que la marina monitoreaba todo lo que hacíamos con cámaras tanto dentro del submarino como por fuera en el agua. Teníamos una cámara de video en una esfera de aproximadamente dos pies de diámetro con propulsores que le permitían moverse y girar en el agua a la cual llamábamos “el ojo nadador”. Esta se controlaba desde el segundo cuarto de control localizado cerca de la zona donde se encontraban los periscopios en donde se sentaba el Oficial de Buceo y el Master Diver (este es la cualificación más alta que se le da a un buzo en la marina).
La cámara de buceo estaba situada justo al lado del primer cuarto de control y tenía espacio para cuatro buzos. En esta cámara de tres cuartitos en la forma de un cilindro que por su tamaño no nos permitía pararnos completamente, dormíamos, comíamos, nos bañábamos con esponja y realizábamos las inmersiones. El primero de los tres cuartitos se utilizaba para ajuste de compresión para buzos adicionales o para oficial medico en caso de una emergencia. El segundo era para dormir, tenía una taza de baño pequeña y un lavabo. El tercer cuarto era el cuarto de encierro en donde los buzos se alistaban para la inmersión. Una puerta redonda de acero con un grosor de dos pulgadas para aguantar la presión extrema de esas profundidades separaba los cuartos o cámaras. Aparte de los tres cuartitos mencionados había un compartimiento pequeño (de dos pies por dos pies) para abastecimiento de alimento para los buzos.
Debido a nuestra necesidad de respirar helio y oxígeno en vez de nitrógeno y oxígeno (aire), utilizábamos un sistema de comunicación especial para descodificar nuestras conversaciones y así no sonar como el Pato Donald por el efecto del helio en nuestras cuerdas vocales. Había cinco mangueras o cables de 350 pies de largo conectados a los buzos; uno de agua caliente, un cable de acero para jalarnos si hubiera una emergencia, un cable de comunicación, y una manguera que llevaba la mezcla de gas a los buzos y otro para llevar el gas que exhalaban de regreso a la nave para que no hubiera burbujas en la superficie que indicaran su presencia.
Quizás pensarán que no tenía forma de nadar libremente, como en el buceo común, con tantos cables o mangueras. Es verdad, pero tampoco quería hacerlo. Era demasiada la profundidad para realizar actividades comunes del buceo. Desde esas profundidades el hecho de nadar la mitad de la distancia a la superficie resultaría en la muerte porque tu sangre estaría saturada de los gases que estabas respirando. En fin, realice más de 200 inmersiones con equipo de scuba normal y aproximadamente 100 inmersiones con alguna clase de cables o cordones umbilicales.
En nuestra estación al mar a una profundidad de 400 pies (en donde realizábamos las inmersiones) había muy poco escenario. Solo había algunos cangrejos reales gigantes y unos peces extraños que medían aproximadamente 18 pulgadas de las cuales la mitad era la cabeza y tenían unos ojos más grandes que los de los humanos. No nos tenían miedo sino que se nos acercaban y nos observaban fijamente. Incluso se ponían en el fondo del mar para observarnos lo cual era muy inquietante. Nuestras inmersiones se programaban de acuerdo a la marea para evitar tener que luchar en contra de la corriente y para tener mayor visibilidad la cual en esa fría oscuridad era de tan solo 6 pies. Debido a la temperatura de 28 grados Fahrenheit los buzos utilizábamos dos trajes especiales de hule. Uno tenía un grosor de 1/8 de pulgada y el otro de 1/2 pulgada. Se bombeaba agua caliente entre los dos trajes para evitar la hipotermia. Requeríamos el traje de 1/8 de pulgada para evitar escaldarnos con el agua de 140 grados Fahrenheit. El agua del mar hubiera estado congelada si no fuera agua salada. En una ocasión antes de mi inmersión metí mí mano en el agua para ver qué tan fría estaba y no pude mantener mi mano en el agua. Sentí como se empezaba a querer congelar la sangre en mi mano y el dolor subía por mí brazo hasta mi corazón. ¡Decidí que eso me desagradaba!
En una de mis inmersiones hubo una fuga de gas debajo de mi mascara la cual estaba unida a mi traje. El gas se fugó hacia la parte superior de mi traje ocasionando que la máscara se me levantara. En mi segunda inmersión tuve la “gran idea” de hacerle unos agujeros a mi traje para que se saliera el gas y así no lidiar con el problema de la máscara que se me levantaba. El problema era que no sabía que el agua caliente tardaría un poco en circular hasta mi cabeza en mí traje. En cuanto me metí al mar, el agua congelada se me metió directamente a la cabeza. Sentí como si me estuvieran clavando dos picos en el cerebro y pensé “¡Esto no me gusta!”. No sabía qué hacer y cuando me preguntaron los de la torre de control mediante el sistema de comunicación por que no me movía, me paralicé. Un buzo en la marina no se debe de rendir y regresar a la cámara de buceo. Es muy probable que ya no se le permitiera realizar la inmersión y que otro buzo podría tomar su lugar. Afortunadamente, después de unos minutos y un terrible dolor de cabeza, el agua caliente logró circular hasta mi cabeza y pude realizar la inmersión.
Dios está trabajando.
Compartí lo anterior para llegar a esto. Había 21 buzos de saturación a bordo del submarino, pero solo ocho realizarían las dos inmersiones necesarias para este Operativo Especial. Los demás estarían a cargo del control de mando en el cual estarían trabajando sin parar durante las inmersiones. Más de ocho anhelaban participar en estas inmersiones pero los encargados no nos confirmarían quienes habían sido elegidos hasta dos semanas después de haber zarpado. Habíamos practicado un año para este Operativo Especial y yo definitivamente quería ser uno de los ocho elegidos. Este deseo había llegado a ser tan fuerte que sobre el basaba todas mis decisiones.
En la Guerra Silenciosa, Craven dijo que la operación, que continuó después de que yo deje la marina en 1975, permaneció segura hasta 1980, cuando se vio comprometida por el Criptólogo Ronald W. Pelton de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Pelton fue juzgado y condenado por espionaje, sentenciado a tres condenas perpetuas concurrentes (por lo que no podía tener libertad condicional) en el Instituto Correccional Federal de Allenwood, Pennsylvania. Craven dijo: "La KGB logró reclutar... [Ronald W. Pelton, quien] ... traicionó a la Marina, debido a que habían aprovechado los cables de comunicaciones soviéticos submarinos, incluyendo el papel crucial del buceo de saturación en esas operaciones" (pág. 278-279 énfasis en mi).
En el tiempo a bordo del submarino tenían luchas internas de servir a Dios o no. Había un estudio bíblico a bordo de la nave al cual asistí en unas cuantas ocasiones. Honestamente me preocupaba que los demás me vieran asistir. Para empezar, mi testimonio no era lo que debía ser, lo cual me impedía confesar mi fe en el Señor. (Es difícil hablar de Dios cuando no estás viviendo como debes para Él). A su vez, pensé que los demás se burlarían de mi se me vieran asistir a esta reunión y aún más importante (aunque probablemente sin fundamentos) creía que quizás no me elegirían para la inmersión. Por lo menos tres oficiales participarían en la toma de decisión y cualquiera de estos podría evitar que uno de los buzos participara. Ahora me doy cuenta de que estaba demasiado preocupado por lo pensarían los demás de mí y muy poco en lo que el Señor pensaba de mí.
Gracias a Dios, Él tenía Sus testigos fieles a bordo del submarino a quienes si les importaba el Señor. No daré los nombres de ninguno de los tripulantes del submarino ya que solo se dónde vive uno de ellos hoy en día. Había confiado en Cristo para salvación unos meses antes de ser asignado al submarino. Me habían dicho que tuviera cuidado con un hombre al cual llamaré Tom. El hombre que me advirtió me dijo, “No me mal interpretes, Yo soy cristiano pero Tom es un hipócrita.” Lo opuesto era la verdad. El hombre que criticó a Tom no vivía conforme a la Biblia en absoluto pero Tom resultó ser uno de los hombres Cristianos más sinceros que he conocido. Él me explicó mucho acerca de Dios y Su Palabra y siempre tenía preguntas que hacerle. Un día al hacerle una pregunta él me dijo,
“Garry, deberías asistir a un seminario bíblico.”
“Si como no” le contesté riéndome.
Yo no tenía la intención de asistir a la universidad y mucho menos un seminario bíblico, pero después de que él me lo sugirió no pude sacar la idea de mi cabeza. Dios lo usó grandemente para motivarme en la vida cristiana. Dios había puesto a bordo del submarino a otro hermano cristiano a quien llamaré Mark. El daba estudios bíblicos y predicaba los domingos. Jamás había escuchado una predicación y me gustó. No era un sermón de un libro de texto de una denominación sino que era el pararse y declarar la Palabra de Dios y esto me conmovió el corazón.
Aunque la enseñanza de la Biblia es del Señor, Dios escoge utilizar la predicación como su principal medio para alcanzar a la gente (1 Corintios 1:21). La enseñanza es la impartición de información pero la predicación incluye cierta urgencia. El propósito de la predicación es producir un cambio, no llenar de información. Como les dije anteriormente, tenía miedo de no ser elegido para la operación si me llegaran a ver asistir a los estudios bíblicos con el “escuadrón de Dios” (como se les decía a los cristianos). En una ocasión mientras me dirigía al estudio bíblico dos buzos me detuvieron para platicar. Yo tenía prisa y buscaba la manera de irme sin que me preguntaran a donde me iba. No dejaban de platicar ni me permitían hablar. Por fin me di cuenta de que lo estaban haciendo intencionalmente porque ya sabían a donde me dirigía. No había muchas maneras para divertirse en el submarino por lo que el molestar a los demás llega a ser uno de los pasatiempos favoritos.
“Me tengo que ir,” Por fin logré decirles.
“Si, y no llegues tarde a tu tiempo de oración” dijeron burlándose.
“¡Claro, y oraré por ustedes!” Les respondí y saqué la Biblia del bolsillo en donde la había escondido y me fui caminando al estudio bíblico.
Luchando con una decisión
Quizás para el Señor esta inmersión no era cosa de importancia pero para mí sería un sueño hecho realidad. Recuerdo haber orado, “Señor, por favor permíteme realizar esta inmersión.” Le dije al Señor que empezaría a asistir regularmente al estudio bíblico y a vivir una vida mejor para Él. Sentía que el Señor solo quería saber una cosa: “¿Qué sucede si no te permito hacerlo?” Le dije al Señor, “Realmente quiero hacer esta inmersión, es muy importante para mí.” y otra vez sentí lo mismo solamente que era más fuerte, que el Señor me decía “¿Y si no te lo permito?” “Señor” le rogué “por favor, dame la oportunidad, es muy importante para mí.” No podía sacar la idea de mi cabeza, “¿Qué pasará si no te lo permito, aun así me servirás?” Me parecía un trago amargo. Me sentí quebrantado al pensar que me pasaran por alto y que algún otro se fuera en mi lugar. Lo único que podía pensar era que el Señor quería preguntarme “¿Qué pasará si yo no te dejo hacerlo?”. Solo existe una repuesta que le agrada al Señor en situaciones como esta: Hacer lo que Él te pide aunque no recibas lo que deseas. Entonces dije, “Está bien, Señor, yo te serviré aunque no me permitas hacer esto”, añadiendo, “pero realmente me gustaría hacerlo.” Al Señor le gusta cuando ponemos las decisiones en sus manos, en el lugar en donde deben de estar. Aun el Señor Jesús oro diciendo, “Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” y fue a la cruz.
¡Al día siguiente mi oficial me dijo que yo haría la primera inmersión de saturación! Estaba muy agradecido con el Señor, y pensé que como tenía planeado ir al estudio bíblico después de la inmersión por que no hacerlo desde antes. Así que fui.
Como les conté anteriormente, estas inmersiones duraban siete días pero solo estuvimos en el agua tres veces en la primera inmersión de saturación. Cada inmersión se llevó a cabo con dos buzos en el agua por dos a tres horas a la vez. Yo realicé la primera inmersión y fungí como el buzo de mando en la tercera inmersión. Después de llegar al puerto en el submarino concluí mi último mes de servicio activo y me di de baja en la Marina. Inmediatamente después me inscribí en el seminario bíblico.
La Marina me otorgó el reconocimiento Legion of Merit por mi participación en esta inmersión junto con los demás buzos de la misión. El reconocimiento que recibí dice lo siguiente: “ENVIADO POR SEGUNDA OCASION A UN DESPLIEGUE AÚN MAS ARDUO. DURANTE ESTE DESPLIEGUE DE 96 DÍAS, PARTICIPÓ EN UNA OPERACIÓN DE GRAN IMPORTANCIA PARA EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS A BORDO DE UN SUBMARINO. AUNQUE LA DESCRIPCIÓN DE ESTA OPERACIÓN ESTA BAJO RESTICCIONES DE SEGURIDAD, EL QUE RECIBE ESTE RECONOCIMIENTO DESEMPEÑÓ SUS ORDENES EN UN AMBIENTE HOSTIL BAJO GRAN ESTRÉS OPERACIONAL REQUIRIENDO VALOR EXCEPCIONAL, VIGILANCIA CONSTANCIA Y GRAN COMPETENCIA PROFESIONAL. SU DESEMPEÑO EN ESE AMBIENTE FUE MAGNIFICO Y FUE UN FACTOR ESCENCIAL DEL ÉXITO DE LA NAVE EN SU OPERACIÓN.” Firmado por el Capitán Charles R. Larson, Oficial al Mando del Halibut
Adiós a un gran submarino, el USS Halibut. Fue retirado del servicio en el Mare Island California en Junio del 1976.

(Our newest book February 3, 2018)
GOD & SPIES
RECENTLY DECLASSIFIED TOP SECRET OPERATION
I was a US Navy saturation diver on the nuclear submarine USS Halibut. Involved in "Operation Ivy Bells". America’s most important (and most dangerous of the Cold War) clandestine operations. If you like good old fashioned American bravado, espionage and American history, you will enjoy this book.
Based on True Events -The Mount Everest of Spy Missions
Firsthand Account of History's Greatest Intelligence Coup. Operation Ivy Bells was not a onetime intercept of foreign intelligence but an ongoing operation of multiple Soviet military channels, twenty-four hours a day, seven days a week, which lasted for years! Another reason for the high interest in our operation was the audacious nature in which it was done—with not one person risking his neck but a whole crew of a nuclear submarine.
How did I end up as a navy diver, four hundred feet down in a frigid Russian sea? After making my dad totally disgusted with me, I set out to make him happy. “Honour thy father” - I struggled with a decision to serve God. “Lord, I will give my life to you and serve you if you let me make this dive.” But I had the impression He only wanted to know one thing: “What if I do not let you? Will you serve me anyway?”
Paperback 248 pages, $13.75 https://www.amazon.com/GOD-SPIES-RECENTLY-DECLASSIFIED-OPERATION/dp/1977079342/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr
Kindle $7.75 https://www.amazon.com/GOD-SPIES-RECENTLY-DECLASSIFIED-OPERATION-ebook/dp/B079K4BNMX/ref=tmm_kin_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=
GOD & SPIES
RECENTLY DECLASSIFIED TOP SECRET OPERATION
I was a US Navy saturation diver on the nuclear submarine USS Halibut. Involved in "Operation Ivy Bells". America’s most important (and most dangerous of the Cold War) clandestine operations. If you like good old fashioned American bravado, espionage and American history, you will enjoy this book.
Based on True Events -The Mount Everest of Spy Missions
Firsthand Account of History's Greatest Intelligence Coup. Operation Ivy Bells was not a onetime intercept of foreign intelligence but an ongoing operation of multiple Soviet military channels, twenty-four hours a day, seven days a week, which lasted for years! Another reason for the high interest in our operation was the audacious nature in which it was done—with not one person risking his neck but a whole crew of a nuclear submarine.
How did I end up as a navy diver, four hundred feet down in a frigid Russian sea? After making my dad totally disgusted with me, I set out to make him happy. “Honour thy father” - I struggled with a decision to serve God. “Lord, I will give my life to you and serve you if you let me make this dive.” But I had the impression He only wanted to know one thing: “What if I do not let you? Will you serve me anyway?”
Paperback 248 pages, $13.75 https://www.amazon.com/GOD-SPIES-RECENTLY-DECLASSIFIED-OPERATION/dp/1977079342/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr
Kindle $7.75 https://www.amazon.com/GOD-SPIES-RECENTLY-DECLASSIFIED-OPERATION-ebook/dp/B079K4BNMX/ref=tmm_kin_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=